Denunciar relato
Se contagia por los ojos.
La mirada es importante.
Se transforman en sonrojos
cuando miras delirante.
Se contagia en el oído
con la risa que transmites.
Todo así le da sentido
a los tonos que tú emites.
Se transmite por la piel
con el aire, con el viento.
Como si te untaras miel
en lugar de un sentimiento.
Se transmite en el olfato
como un aroma exquisito.
Y se vuelve por un rato
lo mejor de un requisito.
Se transmite con un beso
que degustas en la boca.
La alegría quiere por eso
contagiarte, si te toca.
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