Realidades sin Identidad (El hilo Rojo)
Realidades sin identidad
El sol lentamente inicia su paso por otro hemisferio mientras
los últimos restos de luz aún se reflejan en la nieve; se reflejan también en el espejo de la joven
que se peina con lentos y suaves movimientos; en la habitación donde una toalla descansa como
una alfombra, cada día parecen resistirse mas a entablar contacto con las sombras que desean
tomar la habitación como su reino.
Sin embargo las sombras se estremecen un poco al abrirse la puerta, ha entrado con su
compañera la soledad, tras un paseo entre la luz y la penumbra, a un paso de la melancolía
dulce, el sonido del mar todavía ocupa su atención desviada y errática.
La soledad desplaza al desamor de la toalla por alfombra, este pugna con las sombras su lugar, y
las sombras se repliegan sobre si mismas convirtiéndose en frio.
Un minúsculo atisbo de claridad estalla en la habitación cuando abre la ventana que mira unas
veces al cielo, otras al patio exterior donde los gatos se aman.
Una tenue luz sin calor empuja todos los sentimientos oscuros, arrinconando las sombras que se
han vuelto frio, expulsando al desamor hiriente; exaltando sus pupilas haciéndolas brillar se acerca
a su soledad, la atrae hacia si y se toman de la mano mientras su mirada se encuentra con los
ojos de la Luna.
El hilo rojo esta en la habitación, se extiende y teje de tonos de esperanza las paredes, esta
depositando la carta que un día escribió un niño triste, la carta que nunca depositó en el buzón de
los sueños, de las esperanzas y del amor.
La cálida melancolía dulce recoge la carta leyéndola a la soledad y haciéndola llorar, la emoción
corre por sus mejillas junto con alguna lagrima, siente de nuevo el mar en la boca y se aprieta
contra su soledad, ahora la carta se encuentra en sus sueños.
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