Amor encontrado

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Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
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Deseaba como nadie aquel primer encuentro. Aunque lleno de pasión,  estaba más repleto de nervios.
No sabia cual dulce sería tu sabor hasta que faltara en mi boca. Cada vez que mi piel sentía una caricia, un roce con algo que le estremeciera, se dibujaba en mi mente que así seria y una sonrisa me iluminaba el alma. Me quedaba absorto envuelto en mis pensamientos dibujando tu sonrisa en exclusiva para mi.
Tus gestos. Tu mirada. Tus besos llenaban el vacío de mi corazón con tan sólo el recuerdo. Me estaba enamorando y era tan maravilloso y especial que mi rostro reflejaba en los demás la fuerza que tus mimos me habían dado.
Por fin llego el día de poder verte. No se porque esa idea sólo conseguía que mis nervios afloraran como agujas en mi estomago. Me dirigí a recogerte y mi corazón volvía a palpitar a un ritmo vertiginoso.  Te ansiaba como jamás pensé que podía desear a una mujer.
No solo buscaba sexo. Que era tan maravilloso que mi cuerpo se deshacía por estar contigo, sino que esa mezcla explosiva de sensaciones, en las que cada segundo a tu lado se convertía en una serie de infinitas emociones venidas a mas, me hacía levitar de placer.
Por fin llegaste y me acerque a ti.
Tu mirada y la mía chocaron con la fuerza de un manantial que brota de las montañas. Algo mágico sucedió.
No pude esperar para besarte. Mis labios besaban los tuyos una y otra vez y cada vez mas apasionado. El fuego hervía mi sangre. Mis ojos se llenaban de ti. Cada beso era una llamada a la pasión del siguiente.
Nos detuvimos un instante y montamos en el coche.
Te lleve a mi casa. Tu estabas asustada y perpleja.
No podíamos mediar palabra. Abrí la ventana y corrí las cortinas, la estancia se quedó en penumbras.  Sólo se colaba un ápice de luz y una ligera brisa.
Me acerqué de nuevo a ti y acaricie tu mejilla. Tu te mordisqueabas el labio inferior y yo deseaba como nunca volver a besar tus labios. Te cogí de la cintura y tiré hacia mi con brío e intensidad. Nuestros labios volvieron a chocar en un alarde pasional.
Fui quitándote la ropa mientras no paraba de besarte. La lujuria de tu mirada me volvía loco. Quería poseerte. Subir al cielo pasando por el infierno, pero quedarme el tiempo que fuera necesario para subir juntos.
En un momento de desenfreno cruce la mirada contigo. El fuego y el sudor de nuestros cuerpos caldeaban la estancia. La música sonaba de fondo. Pero no la escuchábamos. Y en ese preciso instante tu mirada me atravesó. El fuego y la pasión dieron paso al amor.
Mi mirada ya no era lasciva. La ternura y el cariño se adueñaron de mi  y comencé a amarte como nunca imaginaba. Mi boca besaba tus labios con dulzura. Mis manos acariciaban tu rostro.  Mi mirada se intensificó y atravesó tu ser haciendo que cada vez que te penetraba un gemido dulce y casi inaudible saliera del alma. Seguí moviéndome suavemente clavando mis ojos en los tuyos. Haciéndote ver mi interior en cada embestida de placer hasta llegar juntos al orgasmo.
Fue lo más dulce que se puede sentir y caí derrotado ante tus brazos, con una sonrisa en tus labios que aunque ellos no la mencionaron me susurraron un TE QUIERO.


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