4d+

Surca el mar de tu mirada un velero que se pierde tras el negro de tus ojos, un velero sin rumbo fijo, que de puerto en puerto amarra una y otra vez. Sin embargo el Capitán insiste en seguir navegando buscando quién sabe qué, pero el motín acecha la tranquilidad de este viejo y tosco velero que una vez fue el más joven y elegante que en el océano se pudo ver. Bien es sabido por los viejos lobos de mar que nada hay tan poderoso como la bravura de unas aguas furiosas, y que un viejo velero podría verse engullido fácilmente por ellas, pero este Capitán confía ciegamente en la sabiduría de esas arrugadas manos que manejan el timón. No sabe qué, ni dónde, pero está seguro de que en alguna parte de este inmenso océano, tormentoso a veces por tus lágrimas, ha de haber una isla, una isla tropical, cálida y hospitalaria en la que por fin pueda poner pie en tierra y estar ya por siempre a salvo de la furia de tus ojos.
NdC