Navidad (Realidades sin Identidad) ( El hilo Rojo)

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Realidades sin identidad (El hilo Rojo)

 

Navidad

 

 

El Sol va ocultándose lentamente y la noche empieza a lanzar su oscuridad a pasear por las calles, a ir conquistando calles, plazas, y carreteras, las sombras empiezan a dibujar las figuras de los objetos y personas, a seguirlos en sus desplazamientos erráticos; los observadores ociosos que miran los ires y devenires de las almas, están absortos en un caleidoscopio neutro. De colores ocre y gris se tintan las paredes de edificios estáticos; y de luces de colores, los establecimientos donde se comercian ilusiones nunca satisfechas.

En un comercio de deseos insatisfechos suena el réquiem de Mozart, las ondas se expanden hasta la calle bulliciosa y densa. Los árboles son vestidos de luz tecnológica y coloridas guirnaldas.

En otro pequeño comercio la música de mecano disputa con los villancicos tradicionales de una zapatería, y un comercio de ropa. La atención de las sombras que acompañan paseantes dubitativos y curiosos, es total, siempre dibujando sus contornos en movimiento.

Remedos de felicidad social, continuidad de costumbres en un mundo cambiante y absorbente.

Los gatos, deambulan entre las sombras con sus pupilas dilatadas. Algunas hojas que se resisten a la atracción de la calzada, ven cambiar su color y su tersura con resignación, sin convencimiento.

El hilo rojo se expande con celeridad sobre las almas y costumbres.

Nadie puede verlo, no porque no exista, es porque las miradas están hacia dentro, incluso cuando miran la vida, se miran a si mismos.

Son realidades sin mas identidad que aquella a la que sirven. Una identidad de tener, de pertenecer y de no mirarse demasiado tiempo.

Quien escribe esto se encuentra a medio camino entre la realización y la depresión. Es extraño este estado...

La música inunda la estancia donde se crean espacios y se pintan estancias marcadas por la tradición y la continuidad, tan necesaria para retener la esencial pertenencia. Donde se crean estas palabras que la brisa esparcirá alegremente.

La música y algunos desencadenantes anímicos, ayudan a entorpecer sentidos y sentimientos condicionados, todo sea por la creación y la comunicación, y sobre todo por la verdad.

El chico que está sentado con su cartel a la puerta del mercadona, no esta exento de su propia continuidad sin libertad. De su libertad condicionada a los deseos de otros...

Nadie lo está, ni el autor de estas lineas, ni las sombras que lo dibujan, ni el frio esparcido por un Sol que se encuentra tan cercano a la tierra que ama en estas fechas singulares, y que sin embargo no puede inundar con su calor y su luz.

 

 

 


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