Un dos por uno.

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Hace mas o menos un año atrás, estaba saliendo con un chico demasiado atractivo, alto, de piel canela, ojos marrón, acuerpado, algo así como el hombre perfecto.

Después de haber salido tres meses, decidimos tener nuestra primera relación sexual, solo que en un lugar digamos diferente. Ese viernes fuimos a un bar cerca de su apartamento, bebimos un poco y nos fuimos para un lugar retirado de la ciudad, algo que suponíamos estaría completamente solo.

Al llegar ahí, Saúl abrió una botella de vino tinto y saco dos copas, brindamos y bebimos, ese fue el comienzo de una noche perfecta.

Nos hicimos fuera del auto, y comenzamos a besarnos, era delicioso sentir ese sabor leve a alcohol en sus labios, bajo sus manos a mis nalgas y las empujó un poco para sentir el bulto que tenía bajo su pantalón, de sólo imaginarlo, sentí como mis tangas empezaron a mojar.

Después de unos minutos llenos de besos y tocaditas, estaba sobre el capo del auto, completamente desnuda y con mis piernas en su cuello, en ese momento estaba recibiendo el mejor sexo oral de mi vida. Sentir como su lengua se movía tan rápido dentro de mi vagina era realmente asombroso, que dos de sus largos y gruesos dedos la acompañaran me hacía gemir tan duro como nunca antes. En ese momento sentimos que alguien a unos pocos metros nos observaba, si, una chica de lindas caderas, un trasero hermoso y unos senos excitantes, Saúl se detuvo y me puso una camisa, para tapar mi excitado cuerpo. En lugar de causarme vergüenza se me vino una excelente idea a la cabeza.

Quería que él se la follara mientras yo besaba sus hermosos senos.

Con la única condición de que Saúl se corriera en mi boca, así empezamos yo me masturbaba mientras besaba esos dos hermosos senos, de pezones duros y pequeños, el se follaba a la hermosa chica y los tres quedaríamos felices.

Llego el momento de correrse así que se lo chupé, bajaba y subía una y otra vez, mi lengua jugaba con la punta de su pene mientras ella me hacía sexo oral, cuando Saúl me dijo que ya iba a venirse, aumente mi velocidad hasta que sentí ese reguerito de leche en mi boca, lo rico fue correrme al mismo tiempo y en la boca de esa hermosa y pervertida mujer.

Así término nuestra hermosa, excitante y deslumbrante noche de copas.


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