I.
Padre bondadoso,
concédeme el valor
para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el coraje,
para cambiar las cosas que puedo corregir,
y la sabiduría,
para reconocer la diferencia,
viviendo un dia a la vez,
disfrutando un momento a la vez,
de modo que pueda ser razonablemente feliz.
II.
Padre misericordioso,
he derrochado mi vida en cosas necias,
permíteme vivir los próximos instantes con valor.
Por todo aquello que debimos pensar
y no pensamos,
por todo lo que debimos decir
y no dijimos,
por todo lo que debimos hacer
y no hicimos.
Suplico tu benevolencia.
III.
he aquí que veo a mi padre,
he aquí que veo a mi madre,
a mis hermanos y hermanas,
he aquí que veo al linaje de mi pueblo
hasta sus principios y fundaciones,
y he aquí que me llaman,
me piden ocupar un lugar entre ellos,
en los atrios del VALHALLA (paraíso),
donde moran los valientes,
para siempre.
IV.
Padre todopoderoso,
he visto momentos que ningún hombre ha visto jamás, ni en su imaginación:
naves de guerra escoriándose en llamas más allá de los hombros de Orión,
rayos iluminando la oscuridad, cerca, muy cerca del Portal de Tannhauser,
sacrificios humanos y de mutantes conquistando el cinturón de Sirio,
gritos de jubilo con lágrimas en los ojos por amarizar en la Osa menor,
ulular de sirenas previniendo el peligro al recibir ayuda en la órbita de Thuban.
Todos esos instantes apreciados por mi naturaleza,
se perderán en el tiempo , como las lágrimas confundidas en la lluvia.
Porque mis dias de existencia en estos mundos ya se han sobrevenido.
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