Ella y el amor II

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Él

Hoy era uno de esos días en los que no tenía más plan que disfrutar de su música tumbado en la cama.  Trabajaba de lunes a viernes en una gran empresa como responsable de mantenimiento.  Su trabajo le entretenía,  y prefería contratar a chicos sin experiencia para enseñarles.  No se planteaba metas, y el sueño de tocar en una banda hace tiempo que lo olvidó. Muchas tardes quedaba con sus amigos en el bar de toda la vida, siempre que alguno proponía ir, allí estaba él. Se sentía bien, creía no necesitar nada. Hasta que le sorprendió la inmensa sensación de ser especial con aquella nota, la cual absorbió toda su atención, deseando que no quedase en tal sólo una. Quería seguir sabiendo sobre sus días, sobre sus dudas y reflexiones.  Leyó una y otra vez la nota preguntándose ¿Por qué a mi?, ¿cómo será?, ¿la conoceré?.

Los días fueron pasando y su conocimiento aumentando. La sentía tremendamente cerca y comenzaba a necesitar escuchar aquellas palabras de su boca acompañadas de sus movimientos, ¿cómo se movería?. Deseaba formar parte de sus días, ¿pero ella querría?. Una vez soñó sobre lo que estaba viviendo, no quería abrir los ojos por si todo aquello no era real, pero al abrirlos sintió una felicidad inmensa. Su mejor momento del día era ella.

 

Ella

Hasta pasados unos días no se atrevió a mirar la reacción de él por la ventana.

Una mañana se levantó antes para observarle por la ventana, pero él no cogió nada del parabrisas. ¿Quién tiene mis sentimientos?, se preguntó ella.

Al día siguiente tras dejar la nota antes de que llegase él, subió corriendo para investigar desde la ventana, ¡era él!, ¡bajaba de nuevo a la calle con la excusa de fumarse un cigarrillo tranquilo en la escaleras de su edificio!.

A partir de ese momento siguió escribiéndole cada día, se sentía feliz compartiendo su mundo, y  con su forma de seguirla le daba fuerzas para seguir superándose día a día.

Pasaron tres semanas  en las que el interés por parte de él seguía muy activo, pero ella quería sentimientos. No quería una cita, quería sentir lo mismo que él y  conocerle, sabiendo que todo lo que viniese de él le iba a despertar interés.

Una tarde el escrito se lo guardó para ella y deseó que él le dejase sus sentimientos. No quería pedírselo. No quería decir más lo que necesitaba, pues quería que su mundo mágico fluyese sin guiones, sabiendo así, que realmente era conexión.

Él

Esa noche no encontró su tesoro ninguna de las tres veces que bajó a buscarlo. Sintió preocupación por ella y tristeza al pensar que quizás ella no iba a compartir más con él.

Al cuarto día, su preocupación y tristeza habían aumentado, y con la esperanza y la duda, le escribió. Le escribió todo aquello que le había pasado desde que ella entró en su vida junto a todas sus reflexiones y le informó sobre su reto, retomar la música. Ella le estaba dando la fuerza para perseguir sus metas, y le había hecho reflexionar y enamorarse de lo pequeño y de ella.  Cuando terminó bajó corriendo y dejó la nota en el otro manillar.

 


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