Hotel.
Era miércoles de madrugada, prometía ser un día caluroso y sobretodo caliente.
Andrés, alto, fuerte, con un pecho amplio y peludo, del tipo que muchas mujeres
desean para pasar una noche en su cama, presas del deseo y victimas de su
hombría. Llegaba al hotel, como lo hacía desde hace algún tiempo. Ahí estaba
Claudia en la recepción, que detrás de esas gafas y esa apariencia inocente, se
escondía una mujer apasionada, deseosa de placer; sentada luciendo un escote
pronunciado, provocativo, sexy, que hacia volar la imaginación de cualquier
hombre, pero ante todo elegante. A él le encantaba ver, perderse en esos senos
perfectos, eran muchas las fantasías que él, en silencio había tenido, pensando en
meterse entre ellos, besarlos, acariciarlos, disfrutarlos
Para ella no era indiferente la llegada de Andrés, le gustaba ver cómo salía su
pecho por los botones que dejaba sin apuntar de su camisa, imaginarse esas
manos grandes recorriendo todo su cuerpo, habían sido muchas las faenas en
solitario pensando en el, en ser suya por lo menos una noche.
Andrés se dirigió a ella, venia de un largo viaje, estaba cansado, quería bañarse,
masturbarse una o dos veces, claro pensando en ella y dormir desnudo como
siempre lo hacía. Pero ese día Claudia estaba especialmente bella y provocativa,
esa minifalda que dejaba ver sus piernas, tuvo un efecto inmediato en el sexo de
él, que sintió como crecía, se ponía duro, firme y se humedecía frente a ella. Se
acerco al escritorio, ella fingiendo indiferencia, se limito a entregarle la llave de su
habitación, pero también se imaginaba como seria sentir ese pene erecto que vio
crecer bajo el pantalón frente a ella, Claudia cruzo sus piernas buscando algo de
placer al comprimir su clítoris húmedo y grande contra su muslo. No era su
habitación acostumbrada, ella accedió a guiarlo, entraron al pasillo largo y
solitario, Andrés observaba al caminar el culo de ella, esas piernas deliciosas,
perdido en sus fantasías, donde ella era su protagonista. En la puerta de la
habitación, ella, de espalda a él, introduce la llave en la cerradura, en ese instante,
Andrés que completamente excitado y en un acto de locura o valentía, la toma por
su cadera, con fuerza y determinación, hace que ella se sienta completamente
excitada, entregándose de forma inmediata a el, húmeda en su sexo, que pide a
gritos ser penetrada. Andrés recorre sus piernas, las acaricia, besa de forma
desenfrenada su cuello y sus hombros, levanta su falda, descubre una diminuta y
blanca ropa interior, ella ágilmente sin dejar de darle la espalda, suelta con una
mano el pantalón de Andrés, y agarra ese pene grande, duro, que tantas veces
imagino tocando su clítoris y en su boca, esta tan húmedo que le resulta difícil
mantenerlo en su mano. El por fin puede liberar esos senos que anhela con tanta
lujuria, los recorre, los siente, los aprieta con una fuerza placentera y hace brotar
los pezones que estimula con las palmas de sus manos, los toma con dos dedos y
los oprime suavemente, haciendo que ella sienta y se humedezca mas y mas .el
restriega su pene mojado contra su culo suave, lo moja con su excitación y
suavemente desliza la ropa interior de ella, lo suficiente para meter su mano y
empaparse de ella, siente como brota la excitación de su vagina, no lleva mucho
esfuerzo penetrarla, su pene recorre su entrepierna y se introduce en su vagina,
los dos se llenan de placer, por fin después de mucho tiempo deseándose en
silencio son uno solo, ella grita de placer, sus gemidos recorren todo el lugar, sus
movimientos son sincronizados y así, de pie, contra la puerta continúan en un
baile de sexo y placer, Andrés llenándola de si en cada embestida, ella
aguantando y disfrutando cada golpe que sentía cuando él como un animal en
celo lo metía, aumentando su velocidad y su fuerza, Claudia sentía como su
pasión recorría todo su cuerpo y sus gemidos de placer eran cada vez más altos,
Andrés recuerda una de sus fantasías más recurrentes y girándola, la recuesta
contra la puerta, se arrodilla, toma una de esas piernas que tanto lo excitan la
sube a su hombro . y ahí esta,.. el clítoris de Claudia, mojado de placer, grande,
que al igual que ella grita por mas, con su lengua lo recorre, lo acaricia, lo
chupa . Sus manos continúan recorriendo su cuerpo, Claudia grita, se
retuerce, sus manos solo pueden sostener la cabeza de Andrés como asegurando
su orgasmo, los gemidos de ella aumentan, esta al borde del clímax, lo aguanta
con tanta fuerza que su respiración jadeante, excita a Andrés mas, el quiere ser
parte de ella otra vez, así que se levanta y como una bestia excitada y fuerte la
levanta de su cintura, ella abre sus piernas y lo recibe en su vagina, suavemente
la deja caer en su pene y de nuevo llega a lo profundo de ella, los dos están al
borde de un orgasmo, con sus manos la sostiene por las nalgas mientras la
empuja contra la puerta, los gemidos de ella son excitantes y retumban no solo por
todo el hotel, sino en la cabeza de el, que no aguanta más y la llena de toda su
cálida y abundante pasión, se corre como nunca ella al sentir en su interior
ese torrente calido, también alcanza su punto máximo y se viene con todas sus
fuerzas, aahhh.. es como corriente que recorre todo su cuerpo y así, sin soltarse,
el sosteniéndola y ella anclada a él, entran a la habitación, sudorosos pero
satisfechos .. Suavemente Andrés la recuesta sobre su espalda en la cama, pero
ese roce, ese movimiento trae placer y sensaciones, que hacen que su pene
crezca de nuevo, esta vez dentro de ella y asi comienza un nuevo vaivén de
placer, ayudado por las manos de ella que aprietan con mucha fuerza las nalgas
de Andrés, no pasa mucho tiempo antes que ella, como buscando un tesoro
escondido, encuentre su clítoris y así con el mismo ritmo que sostienen ella lo
estimule hasta alcanzar por segunda vez ese clímax que espero por meses. El
antes de alcanzar ese punto máximo, retira su pene y así puede terminar bañando
con su pasión el clítoris de ella y cumple la última de sus fantasías. Los dos caen
rendidos de placer, de sexo, a la cama, por primera vez se tienen el uno para el
otro. Después de un rato Andrés está listo para dormir, están cansados, pero
antes no quiere perder su costumbre de masturbarse, solo que esta vez tiene algo
de ayuda extra y algo de ayuda que dar para ella que tiene la misma costumbre.
FIN
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales