Ella y Él
Se estuvieron escribiendo dos semanas más. De alguna manera tenían miedo a quedar y romper el hechizo, y aquel juego les hacía feliz a ambos.
Una tarde de domingo Ella encontró en su manillar una entrada de cine. Estaba nerviosísima, era un momento muy esperado, era el fin que buscaba, y tenía que actuar.
Él fue al cine, y se sentó en la butaca 77. La vio entrar nerviosa y tropezarse con un escalón. No pudo remediar la carcajada de complicidad. Ella le miró y se puso colorada. Siguió subiendo las escaleras y se sentó a su lado:
- Así que sabes quien soy
- Sí, más de un día subí a la azotea para verte, ya sabes que desde mi ventana un árbol no me permite ver lo que ocurre justo debajo. Eres preciosa.
La película comenzó, y ellos tras los primeros 10 minutos de nervios, comenzaron a decirse cosas al oído. Los dos sentían cerrando los ojos al acercar sus cabezas. Comenzaron a tocarse las manos, y a acercarse aún más, mirándose a los ojos, jugando con el contacto hasta fundirse en un gran beso.
A partir de ese día comenzaron a recorrer la ciudad con la moto, la cual tiene una pulsera de Ella en un manillar, y de Él en el otro. Ambos comparten un mundo mágico, están conectados, y juntos van cumpliendo sus sueños, sintiendo que lo más bello ya lo han encontrado.
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