BORBONES Y CASTRO Y VICEVERSA.

A todos aquellos que atacan fieramente al juez Castro y defienden con extrema fruición la no-imputación de la infanta en el caso Noos, yo os digo (con la misma voz y eco que Dios dictó sus mandamientos a Moisés): venid, estáis todos invitados a mi casa; entrad, recorred cada una de las estancias y escudriñad cada rincón; pues se os ve tanto el plumero que va a ser raro que dejéis una mota de polvo.
(Aprovecho la ocasión para hacer alarde de lo bien que conjugo el imperativo)