- Batman ha muerto. Declaró el policía, las palabras secas, llenas de amargura.
Esa noche, Batman y Joker habían luchado hasta el final, como siempre. Los dos habían caído al callejón desde los pisos superiores, allí el Joker había esperado a que Batman se acercara al cuerpo a cuerpo, sabiendo que solo así podría usar su ultima arma, un cuchillo de carnicero que consiguió trepanar los intestinos de Batman.
Pero como la muerte en tal circunstancia es lenta, Batman tuvo tiempo de coger una vara metálica que había caído junto con ellos y con ella traspasó al Joker de parte a parte, asegurándose de que moría con él.
Ambos se separaron de su abrazo mortal, cada uno a morir por su lado, luces ondulantes no tardaron en llegar: BLANCO-ROJO-AZUL, ROJO-AZUL-BLANCO, AZUL-ROJO-BLANCO.
El rostro macilento se agachó a comprobar lo que ya era un hecho:
- Batman ha muerto. Declaró el policía.
La consternación cundió en la ciudad Sombra, todos sus habitantes sumidos en la desolación... ¿Quién nos va a proteger ahora?
Y poco a poco, los humanos de la ciudad Sombra volvieron a ser humanos.
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