Perversa tentación

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Aquí estoy, sentada en la cama pensando en ti. Dando vuelta en mi cabeza a todo lo que hice y lo que debí y no debí hacer, llenando el tiempo de todo y nada.

Me he cansado de vagar por el mundo sin ti y he decidido luchar por aquello que me inspiras: amor. Fui tu amante y el mayor error que se puede cometer al serlo lo realicé… amarte. Fue todo tan de repente pero al mirarlo y analizarlo me doy cuenta que no quedó otra opción, eres de esos hombres que lo dan todo, de los que se entregan totalmente porque no les queda más opción para sentir que hacerlo, me recuerdas a “los amorosos” que alguna vez leí de Sabines aunque afortunadamente no eres uno, te les pareces eso sí, pero no lo eres.

Llevas en tus venas lo que al parecer dicen que yo también llevo… la pasión por escribir, y aunque no me considero más que sólo una principiante, una novata en este arte, he de decir que a últimas fechas me ha gustado eso de plasmar lo que siento por ti, y sin saber si lo hago bien al menos ayuda de catarsis, a sacar todo el dolor que me causa tu ausencia.

Al contrario que tú, yo apenas comienzo en este mundo de letras y si algo de ti llamó mi atención  al inicio de nuestra relación fue precisamente la facilidad con la que conquistaste mi mente con tus escritos, nunca nadie había sido capaz de enamorar mi mente de esa forma, dura, directa, precisa y concisa… y cuando te conocí mi mente ya era tuya casi por completo, tenías ese aire de hombre de mundo que impresiona a cualquiera… recuerdo lo nerviosa que estaba, de no saber si llenaría tus expectativas, si te gustaría físicamente, si yo, una mujer sencilla y que por primera vez tenía una aventura con un hombre como tú podría llamar un poco tu atención y querrías de mí algo más que plática y un encuentro sexual fortuito.

Si quienes me conocían en ese entonces me hubieran visto… ninguno de ellos pensaría que yo hubiera sido capaz de lo que hice contigo y mucho menos que duraría todo ese tiempo… si no hubiera deseado más de ti, si no hubiera escrito aquella carta hoy todo sería distinto. Me entregué a ti en cuerpo y alma cada vez que nos llegamos a encontrar… recuerdo tu mirada lasciva llenando mis sentidos del más puro deseo, la pasión con que besabas todo mi cuerpo, la dulzura con la que me tratabas para lograr de mí la entrega total.

Después de aquello me convertí en la fría princesa de hielo que fui durante muchos años mientras estuve casada… volví a encerrarme en mi torre de cristal, aunque ahora con el conocimiento de haber encontrado al hombre que llenaba todos mis sentidos, al hombre que sacaba lo mejor y lo peor de mí, al hombre que me calma, me colma y me inquieta con solo un roce; ése hombre que con sólo una mirada hacía que mi mundo girara a más de mil por hora…

De repente me abrazan las ganas de ti… y la fría princesa de hielo se derrite sin más. No sé si reír o llorar cuando mi mente te evoca… deseo besar lentamente cada centímetro de tu hermoso cuerpo, saborearlo mientras voy desnudando tu piel, tocándote suavemente… y en cada caricia hacerte el amor.

Mi trémula piel ávida de tus labios, de tu mirada, de tus caricias sólo necesita de ti. Nadie ha sido capaz de hacer en mí lo que tú haces. El deseo ardiente no sólo de tu cuerpo me invade por completo, mi alma necesita la tuya, tu abrazo, tu calor…

Eres por mucho, más que sólo una perversa tentación, quiero de ti todo lo que cualquier mujer enamorada desea, ya fui tu amante, tu amiga sexual, hoy que no tengo nada de ti me conformaría con ser lo que sea con tal de mirarme nuevamente en tus ojos al calor de la pasión, eres más que sólo una perversa tentación… por ti soy una mujer tan intensamente sexual que de solo pensarte el amor se me escurre entre las piernas y las letras vuelan en el papel a la hora de escribir todo aquello que me hiciste sentir a tu lado, todo aquello que me falta por ser y que deseo.

Si tan solo pudiera ser yo esa mujer perversamente sexual que en mis escritos plasmo, esa que solo pide sexo y se conforma con piel… hoy iría a plantarme frente a ti y te diría sin más “prueba el placer que de mi cuerpo emana… ven y bebe de mis labios el amor”, te pediría un beso con sabor a eternidad… ahí donde mis labios suspiran y llueven al saborearte cuando te entierras cadenciosamente y con fuerza… quiero saborear tu falo, llenarme de tu rica leche, beber de ti, sentirme plena, gozar tan lento como me permita la razón el delicioso néctar que tu cuerpo me regala… 

Deseo ser esos labios escondidos a placer tuyo nuevamente, beber de tu boca y a escondidas lo que un beso puede dar, entre sábanas de seda ser nuevamente de ti, sólo de ti, tuya, amándote libremente, y volver a estar en el mundo que creamos sólo para nosotros.

Ayer te volví a ver… estuvimos platicando vaguedades… escuchando poemas de Sabines, y con un vaso de whisky comenzamos a profundizar en muchas cosas… antes de despedirnos te pedí me regalaras un beso y de tus labios volví a probar que llenas cada recoveco de mi ser con sólo rozar mi boca… encendiste en mí los rescoldos de un alma ávida de versos, besos y placer, llenaste mi ser nuevamente de esa necesidad de ti, de tu mente, de tu alma, de tu cuerpo, de todo tu ser…

Eres esa perversa tentación que no me deja vivir tranquila… quiero más de ese beso con sabor a whisky y café, más que ese abrazo con que te despediste y me hiciste sentir tan tuya… quiero volver a escuchar de tus labios que me llames “amor”… Volver  a ser de ti, que tomes mi cuerpo y mente sin descanso… y me inundan las ganas de dormir en tu regazo, de sentirme protegida, de saber que habrá un mañana para este amor que me consume.

 

Malu Ramírez


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