La fiesta de los muertos que bailan desnudos

Aquí no tenemos vergüenza, aquí solo tenemos huesos.

Quítate la ropa, porque no te hace falta, deshazte de ella porque ya no pertenece; mientras tu cuerpo vista, estarás robando, mientras tu cuerpo vista tendrás esperanza, mientras tengas esperanza, te quedarás fuera.

Da tres golpes en la puerta verde y entra adentro, en nuestro cálido adentro: En el músculo que bombea, en el músculo que suda, en el músculo que sube y baja.

En esta fiesta sólo entran los muertos. Nuestra música te atraviesa hasta el alma, es la más excitante y la que más perdura y no hay pecho más grande que el de nuestra madre ni cuerpo más receptivo que el nuestro. Los labios no dicen que sí ni que no, los ojos cerrados no juzgan la decrepitud de tu alma, las piernas sin tendones ya no pueden cerrarse.

No hay límite para la depravación pues nuestros cadáveres no conocieron ninguna ¿A quién creías que amabas mientras sudabas, arriba y abajo? Un muerto viviente, un gemido que finge, la mano hipócrita que acaricia el ego, mientras tú crees que disfrutas.

Nuestras mujeres mueven las caderas mientras sonríen, nuestras mujeres sólo enseñan los dientes, pues los labios se cayeron hace tiempo.

Quítate la piel porque no te hace falta, nunca te perteneció, mientras tu cuerpo viva, estarás robando, mientras tu cuerpo viva, tendrás muerte y cuando mueras, te quedarás fuera.

Entra ahora en nuestra fiesta, con tu corazón palpitante de emoción y tu sexo lleno de sangre nueva, ven a nosotros con tu mente llena de perversión y tus pantalones llenos de moral, resecos de resentimiento y frustración, pues el sexo es muerte y la muerte llega después del placer más extremo.

Rómpete entre nosotros y conviértete en un vivo muriente, mientras besas y eres besado, mientras abandonas toda la razón y procreas con la Parca, llenando de muerte el reino de los vivos; pues sin vida no hay muerte, sin sexo no hay muerte, sin muerte no hay diversión.

Esta noche soñarás con la puerta verde, esta noche iremos a buscarte bailando, vestidos de hueso y podredumbre.

¿Te atreverás a tocar tres veces?