una noche de sexo para no olvidar. (segunda parte).

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Cuando regresó, la desató, le pidió que saliera de la jaula, y después le indicó que iba a amordazarla y a encadenarla. _Si en algún momento quieres que pare con esto, sólo tienes que pedírmelo_. Clara temblaba, tenía un torbellino de sensaciones y sentimientos contradictorios, pero allí seguía, dispuesta a entrar y explorar un mundo oscuro y totalmente desconocido para ella. _relájate muñeca_ no voy a hacerte daño, entiendo que estés asustada, porque todo lo que ves aquí aparentemente está hecho para torturar, pero mi única intención es darnos placer, ya lo verás.

Fabio pellizcó los pezones de Clara, los chupó y los mordió hasta que notó que se pusieron duros y rígidos. Cogió un utensilio que parecía tener la finalidad de unas pinzas, las abrió y se las colocó en los pezones, ¿te duele? _un poco_, contestó entre sollozos, pero como esta no protestó mucho mas, Fabio se animó a añadir mas presión colgando unas pequeñas pesas de unas cadenitas que colgaban de las pinzas.

Atada, amordazada y encadenada, Clara se removía y se agitaba lo que las cadenas le permitían, _¡quédate quieta!_ o te harás daño. Relájate mujer, relaja tu mente y tu cuerpo y te sorprenderás de todas las sensaciones que tu cuerpo es capaz de experimentar llevándolo un poco al límite.

Fabio cogió del expositor, un látigo de cuerdas largas forradas de terciopelo, con el fin de no hacer daño en la piel, le pidió que se diera la vuelta y se dispuso azotarle el culo, primero empezó de una manera suave y a un ritmo lento, pero fue aumentando la fuerza del latigazo hasta que las nalgas de Clara estaban de un rojo intenso, y los gemidos de esta eran cada vez mas audibles aún con la mordaza. _Te estas portando muy bien muñeca_, te recompensaré.

Cuando Fabio consideró que ya eran suficientes los azotes, cambio de castigo y volvió nuevamente a los pezones aumentando la presión de las pinzas con mas peso. Después se arrodilló y le dijo a Clara que se abriera de piernas, le sacó las bolas que aún llevaba dentro, delicadamente con ambas manos separó los labios de la vagina dejando libre ese pequeño botón erógeno capaz de desatar las mas intensas sensaciones e increíbles orgasmos. Cuando tuvo el clítoris despejado, lo chupó y con ritmo enérgico lo acarició con la punta de la lengua, Fabio saboreó y disfrutó del sexo y de los jugos de Clara. Antes de que ésta tuviera tiempo de correrse, paró con su cunilingus, y pasó a acariciarla con la mano, pero esta vez con movimientos circulares y mas pausados, después de frotarla, le metió el dedo índice y corazón mientras le masajeaba el clítoris con el pulgar, uumm! Estas muy dilatada. Aquel sensual y excitante masaje hizo que Clara poco a poco se sintiera cómoda, por un largo rato Fabio jugó y acarició el sexo de Clara, y cuando éste comprobó que estaba lo bastante húmedo y relajado, se levantó y cogió un enorme pene de silicona que guardaba en un cajón donde habían mas instrumentos y juguetes sexuales. ¡ábrete!, le ordenó nuevamente, Clara se abrió de piernas y Fabio suavemente le metió el enorme aparato una y otra vez, los lamentos de Clara se convirtieron en gemidos de placer, _mmm! ¿te gusta verdad?_ ¿más?, ¿quieres mas?, Clara no dijo nada, pero el movimiento de su pelvis respondió por ella, para ese entonces ya estaba relajada y excitada, su vagina estaba súper hinchada y chorreaba esperma femenino a borbotones.

Fabio que no había dejado de estar en palmado en ningún momento, tomó su miembro con las manos, lo acarició, lo preparó apuntando a Clara, y en una fuerte envestida la penetró, aahh!. _ahora no te quejas_ EH?, mientras la envestía le daba fuertes palmadas en las nalgas, Clara jadeaba y meneaba sus caderas buscando los encuentros con el miembro de su castigador, ofreciendo todo su sexo de adelante hacia atrás para que Fabio la follase mas y mas, no podía creerse que aquella situación en la que se encontraba tan vulnerable y a disposición de lo que quisiesen hacer con ella le estuviera produciendo tanto placer. Para esas alturas, ya no podía pensar en el dolor, en la mordaza, las pinzas y las cadenas, sólo sentía la enorme convulsión que se acercaba y que la llevaría al cielo después de haber estado a las puertas del infierno, y entre envestida y envestida, contracciones y espasmos de placer, a Clara le llegó un orgasmo alucinante, Clara sentía que ya no podía mas de excitación, las piernas le fallaban, el corazón se le iba a salir del pecho, pero Fabio seguía penetrándola, envistiéndola, colmándola de caricias, hasta que un gran torbellino de sensaciones y emociones los envolvió a ambos llevándolos juntos a otro glorioso orgasmo.

Fabio que no parecía tener fin, salió del cuerpo de Clara, se dejó caer, y estuvo un rato abrazado a la cintura de esta, después se levantó, la desató y la cogió en brazos, la llevó a la cama, cogió un aceite balsámico y con suaves y tiernas caricias lo frotó por las partes mas enrojecidas, besó y lamió tiernamente los pechos de Clara, y tras caricia y caricia, se vieron nuevamente excitados, buscando mas juegos sexuales, para saciar su voraz apetito sexual.


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