El mundo de Prim. Capítulo 3.

–Prim, vámonos a casa –le dice Katniss a su hermana.

–Pero vamos a quedarnos un ratito más a charlar con John –suplica Prim.

–No podemos Prim, mamá nos está esperando para comer –se excusa Katniss.

Prim mira con tristeza a su amigo.

–Lo siento, John. Me tengo que ir –dice Prim a su amigo.

–Está bien, Prim –dice el niño–. Seguimos hablando mañana.

Prim le sonríe a su amigo y se va a casa con su hermana.

–¿Que te pareció John? –le pregunta Prim a Katniss.

–Mm... –Katniss piensa un momento–. Tiene un bonito cabello marrón.

–Su cabello es negro, Katniss –la corrige Prim.

–Lo siento estoy distraída, no me fue bien en la caza de hoy –dice Catnip como excusa.

Hubo un momento de silencio.

–¡Katniss olvidé darle la banana a John! –recuerda de Prim de repente–. Debo llevársela.

–No, Prim –dice Katniss–. Se la entregas mañana.

Prim mira con tristeza a su hermana, pero acepta su decisión. Mientras tanto, Katniss no deja de pensar en lo ocurrido ¿Su hermana estaría diciendo la verdad? ¿Solo estaría jugando con ella? ¿Su hermana ya habría enloquecido? ¿Pero porqué? ¿Serán los nervios de los Juegos? Un montón de preguntas sin respuestas.

Los días siguen pasando y Prim trae nuevas historias a casa sobre su nuevo amigo. Mientras que la señora Everdeen no se entera. Katniss decide dejar en secreto a John. Le dice a su hermana que si su madre se llegara a enterar, le prohibiría volver a verlo.

Katniss pasea por la Veta, a su mente llegan algunas enfermedades posibles que Prim pueda tener. Pero aleja esos pensamientos, su hermana no puede estar enferma. Apenas es una niña, y se supone que una muy sana.

Un maullido lamentoso llama la atención de Katniss. Mira hacia la derecha y vi a un gato viejo de color naranja que está herido. Ella se acerca y piensa en Prim. Recuerda lo mucho que le gusta sanar todo lo herido y enfermo. Y decide que será un bonito regalo para ella.

Mira en todas direcciones, esperando a que alguien lo reclame como suyo. Pero nadie llega. Katniss agarra al gato, y éste maúlla en protesta.

–¡Ya callate! –lo regaña Katniss. El gato continúa con sus quejidos hasta que ella llega a la casa.

Abre la puerta y busca a Prim. Encuentra a la pequeña en la cocina.

–¿Y ese gato? –le pregunta Prim luego de saludarla.

Katniss piensa un momento.

–Es un regalo de tu amigo John –¿Porque dijo eso? No lo sabe.

–¡Oh gracias! ¡No sabía que me iba a mandar un gato! –Prim brinca de emoción, y llora de alegría– ¡John no me dijo nada!

–¿John? –pregunta la señora Everdeen mirando a sus hijas– ¿Quien es John?