Despertó una noche con escalofrió y terror que no sabía cómo explicarlo, lo cierto era que Carolina descubriría en carne propia que los monstruos si existen y son más terroríficos de lo que ella pensaba.
El sudor recorría su cuerpo, quería llorar, gritar. Debido a los constantes robos y homicidios que ocurrían en su barrio, Carolina vivía con miedo a ser asesinada, a ser violada por los tantos delincuentes que frecuentaba las calles de donde vivía. Ella hacía ya un tiempo que dejo de salir con sus amigos en las noches, tenía siempre la sensación de ser perseguida, tenía inseguridad de sí misma, era un saco de nervios y esa sensación había logrado en ella aislarse poco a poco y vivir encerrada en su casa.
Carolina se dejó morir lentamente en agonía a aquella chica alegre que era el alma de la reuniones sociales, dé aquella mujer que era feliz solo quedo un fantasma viviente y en pena.
Su repentino cambio tenía su origen en la violencia que día a día era desatada, a las muertes que cada día ocurrían sin razón y tan despiadadas y que ya era normal que ocurrieran, a la impunidad a la falta de autoridad e incluso a la desconfianza de los agente de la ley que mayormente eran iguales o peores que los malhechores.
Finalmente su peor pesadilla se hizo realidad, despertó pues escucho ruidos que provenían del corredor cercano a su habitación, el pánico la invadió trato de hacer algo para salvar su vida, su corazón latía tan fuerte que no podía respirar, se sentía morir sin poder defenderse pues el miedo la tenía paralizada; finalmente logro levantarse de la cama y se colocó detrás de la puerta esperando morir, cuando de repente se abrió la puerta y ella en un desesperado esfuerzo por huir se abalanzó sobre aquel desconocido, logrando salir corriendo de la habitación.
Se decía así misma Corre Carolina corre- pero alguien se interpuso en su camino y la derribo para sentir el peso de alguien enorme aprisionando su frágil cuerpo hasta dejarla sin aliento, era el fin. Pero no, ella hubiese querido que fuese el final sin embargo sus agresores empezaron a golpearla violentamente y la maltrataron hasta casi despedazarla a golpes, su piel desgarrada y sangrante ya no aguantaba un golpe más, esos malditos luego de golpearla terminaron de quitarle la ya destrozada pijama para proceder a violarla primero uno y luego el otro, la dejaron llena de semen y sangre y casi muerta.
Carolina moría lentamente en agonía y sufrimiento debido a la brutal paliza y la encontrarían en las primeras horas de la mañana pasando a formar parte de las estadísticas de muerte violentas sin culpable. Su peor pesadilla se había hecho realidad
Este lamentable hecho ocurre cada dia en nuestra maltrada sociedad en cualquier parte del mundo sobre todo en Latinoamerica y solo nos queda aprender a cuidarnos y a valorar lo importante de la vida pues cada dia se vive con miedo, eduquemos bien a nuestros niños para que no sean victimas o victimarios de este violento mundo...
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