Salió con cierto cuidado de su escondrijo improvisado y abrió la puerta cuidadosamente, aunque sin poder evitar que aquel ser emitiera ese espeluznante sonido ininteligible. El descerebrado le había visto y aquel sonido tan solo era un prefacio de su ataque, no muy inteligente, dado que el humano tenía una escopeta, pero la carencia de inteligencia no permitía a aquel monstruo inhumano entender que era la misma arma con la cual otros humanos habían destrozado a los de su misma calaña.
El zombi siguió avanzando tranquilamente, siendo disparado en tres ocasiones sin sufrir aparentemente ningún daño, aunque cuando se abalanzó sobre él fue abatido de un tiro en la cabeza.
El humano se sentía a salvo, lo que no sabía era que unas manos podridas le intentaba acariciar la nuca, al menos no hasta que ya era demasiado tarde. Sintió un agudo dolor en el cuello e instantes después se desvaneció en el suelo, siendo pasto de los podridos que disfrutaban devorándole, monstruos que ya no poseían ni un ápice de humanidad.
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