DONDE NACI

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   Nací en un pueblo blanco

a lomos de una peña,

donde su escudo se preña

del honor que se atribuye,

donde su santo y seña

en el tiempo se diluye.

   Tiene empinadas calles,

y calles hacia abajo,

con un imponente tajo

que a su vega embelesa,

y una fuete debajo

fresca, somera, le besa.

   Sus viejas y angostas calles

recuerdan al morisco,

y casas desde su risco

abren postigos al mar;

con gran sigilo, sin cisco,

te invitan a soñar.

   Tiene el pueblo por corona

una firme fortaleza,

fortín de una realeza

que fue ocio y prisión,

pues así su historia reza,

de una insigne nación.

   Cuentan sus ricos anales

que fue cristiana y mora:

una nazarí que llora

y una ciudad creyente

con un duende que aflora

desde el alma de su gente.

    Tiene unos arrabales

que hechizan al visitante,

con un céfiro errante

que su rostro estremece

y le hace fiel amante

de ese rincón que le mece.

   Entre el mar y la montaña

florece un valle pequeño

con clima suave, sureño,

que a sus pies adormece,

es un lugar de ensueño

que en su planta florece.

   Donde sus altas montañas,

con su bello manto generoso ,

hace a su valle hermoso;

de níveo se van vistiendo

en invierno lluvioso

y en silencio van plañendo.

   Su manso y ancestral río

a su vega le da vida,

fertiliza su florida

campiña con don divino

y remueve en su huida

el zigzag de su destino.

   Es un paraíso, un edén,

un idílico rincón

de la España de ilusión

que aduce al forastero,

le infunde su pasión

y le hace su prisionero.

   Tiene un piélago azul

de historia bien henchido,

y con quebranto fundido

va cobijando a sus playas,

con su estrepito ruido

rugen hasta sus atalayas.

   En las noches de verano

tranquilas y calurosas,

suaves o bochornosas,

la luna en su agua se peina

fraguando luces hermosas

creyéndose ser reina.

   Tiene un lindo rebalaje

que a su mar va embriagando

y sus olas van llorando,

es de fina y gorda piedra,

es como alfombra de yedra

que el tiempo va volteando.

   Me cautiva su gente

por su simpatía y solera,

pues es su fiel heredera

y llena de orgullo está

porque lleva por bandera

la gracia que hay en “GRANA”

………………………………..

   Es estrella titilante,

ramillete de azahar

que aviva el caminar

y perfuma nuestra vida;

deidad, musa de un cantar

que el tiempo jamás olvida.

 

 

 

 

 


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