Ayer. En el atardecer de tú llamada,
sentí el alivio, de considerar.
Más tú, al no estar conmigo,
de celos hubieras reñido.
Me hubieses visto.
Ahí, después del silencio,
en mí felicidad escuché una melodía.
Y de pura alegría,
mis pies y manos danzaron,
en compases rítmicos,
Después, de tú silente compañía.
Junto al esplendor, de aquella melodía.
de entre nubes(en el concierto de mi mente), mis pasos eran acordes.
Y en sincronizados movimientos,
el invisible de tu figura,
rodeaba el visible del cuerpo mío.
De invisibles, besaba tú transparencia.
Cerrando mis ojos, buscaba tus elocuencias.
Tocando tu cuerpo, mi locura te cuento,
y te lo cuento. Para que tengas celos de tú ausencia.
Seguramente, al haber estado tú en tú presencia conmigo.
No precisamente, hubiésemos bailado,
no ahí, tú cuerpo con el mío.
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