Denunciar relato
La primera pincelada le tomó un día de preparación; quería que la obra fuese perfecta. No conforme con el trazo, destruyó el lienzo a la mitad y empezó desde el principio.
Aislado en su prisión de mediocridad y botellas vacías, insultaba a sus pinturas incompletas; pero la inspiración ignoraba sus lamentos.
Diez años después, se encontró con su sombra en un blanco desolador; tomó entonces su arma y se voló los sesos.
Jamás imaginó que su sangre sobre el paño sería la creación que lo impulsaría a la fama.
Autor: FEDERICO RIVOLTA
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