Denunciar relato
El tictac de aquel insoportable reloj acompasaba con el frenético bombeo de mi corazón. Ella me miraba fijamente sin dejar de moverse, de contonear su cuerpo a horcajadas sentada sobre mí. Me arañaba y se mordía ligeramente su labio inferior.
Deslicé mis manos sobre sus pechos y me sonrió. Aceleró el movimiento de sus caderas, rodeó con sus delicadas manos mi cuello y gimió como si estuviera poseída. Noté su calor deslizándose entre mis muslos y estallé en un inmenso placer dentro de ella.
- Te amo - susurré dejando escapar de mis ojos una pequeña lágrima mientras ella me daba mi ropa y mis botas.
Me miró de nuevo con sus enormes ojos de gata y me dijo - Debes irte. Se acabó la hora y tengo más clientes -.
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