La vida es un tránsito leve y frágil. Sus ámbitos y relieves son un misterio inescrutable. La vida es una senda imprevista, no imprevisible. Por más que nos esmeremos por no dejar nada librado al azar, sucederá lo que tiene que suceder, indefectiblemente.
Por más que nos desgranemos construyendo cercos, poniendo rejas en las ventanas y alimentemos perros guardianes o guardianes con cara de perros, sucederá lo que tiene que suceder, indefectiblemente.
Algunos suelen gambetear las calles de la vida, como si de ese modo, pudieran gambetearle al destino, a lo casual, a lo imprevisto. Pero es en vano.
Porque Dios, las circunstancias, las casualidades y los golpes maduros de la suerte ... o la desgracia, no existen solo para algunos dichosos o desdichados. Existen para todos los seres. Es que...
La vida es una suma de hechos desconocidos, por venir, no sabemos cuando ni de que manera.
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