TIEMPOS DE AMOR
Por Lápiz Andante
Enviado el 25/01/2015, clasificado en Varios / otros
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Acto I
Catedral de Santiago de Compostela, año 1532. Dentro, sentados en unas bancas frente al altar.
RICARDO.- En este santo lugar. Juro por lo más sagrado, amarte hasta el fin de mis días. Me arrodillo amada mía como símbolo de entrega total. Ni la distancia, ni la muerte podrán separarme de ti
INÉS.- Sé lo mucho que me amas Ricardo. Sabes que mi corazón te pertenece y que no habrá fuerza extraña que logre arrebatarme tu amor.
RICARDO.- Esta noche partiré amada mía, hacía el nuevo continente. La fortuna me espera y tú, dueña de mi corazón, no sufras; pues, volveré a tus brazos para ser felices para siempre.
Acto II
Virreinato del Perú, ciudad del Cuzco 1548. En el Convento de la Merced. Ambos, se encuentran después de tantos años.
RICARDO.- Mi dulce Inés. Cuanto he rogado a Dios por este momento. Ven a mis brazos mi fiel amor, soy el hombre más afortunado de este mundo. Solo el altísimo es testigo de mi entrega incondicional a tus suaves caricias.
INÉS.- ¡Ricardo! Mis ojos se llenan de lágrimas al ver tu figura. Pero no son lágrimas de tristeza. Si no, de la más sincera alegría. Mi corazón rebalsa de emoción. Soy feliz, mi gran amor.
RICARDO.- Estos años han hecho que la hoguera de la pasión nunca se apague. Tan solo el recuerdo de tu mirada, de tu sonrisa. Avivó el fuego, minuto a minuto, que engrandece la mágica dicha de amarte
Acto III
Catedral de Santiago de Compostela, año 1580. Sentados en el mismo lugar frente al altar. Observan felices el matrimonio de su hijo Álvaro.
RICARDO.- Soy un hombre feliz de tenerte. ¡Oh! Mi gran amor. Miro en la felicidad de nuestro hijo Álvaro, la misma que nos unió hace tantos años y que perdurará hasta en el mismísimo cielo. Hoy quiero volver a expresarte la dicha que me hace tenerte a mi lado.
INÉS.- Amor de mi vida, nuestra felicidad aflora en cada sonrisa de nuestro hijo. Sé que nunca me equivoque al escogerte, te adueñaste de mí ser desde el primer momento que te conocí. Te amo.
RICARDO.- Yo también te amo. Eres el mejor regalo que Dios me haya ofrecido. Nacimos el uno, para el otro...
FIN
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