El único problema. Es la mujer de mi jefe. Un día, después de amarnos, mientras volvía a casa, recibí una llamada; era ella, me pidió que volviera. Lo hice Todo yacía en calma y subí a la habitación. Solo encontré el cuerpo de Silvia brutalmente apuñalado. Huí, pero una patrulla ya me esperaba. Fui condenado a cadena perpetua y por un juego del destino pagaron una fianza, multimillonaria, que cambió mi sentencia. Cumplí sólo 30 años. Aquel día, un coche apareció; dentro, un joven me contó la verdad. Mi jefe era el culpable. Desesperado comprendí que era hora de cobrarme las deudas, lo busque hasta hallarle. Pistola en mano le apunte a la cabeza y disparé, sus sesos volaron. Pero, antes de escapar, un golpe en la nuca me turbó. Lo que recuerdo, es a aquel joven diciéndome: Gracias por matar a mi padre, ahora estarán juntos la puta de mi madrastra y el cabrón de su amante
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales