Lágrimas en mis mejillas
Por Mamen
Enviado el 26/01/2015, clasificado en Adultos / eróticos
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Lágrimas en las mejillas
Una invitación a cenar, pescado, vino y postre de chocolate. Soy consciente que la mezcla de vino y chocolate es explosiva para mí. La mezcla perfecta, junto a las risas, ese tonteo inicial. Es una sensación tan agradable, te sientes grande y llena de emociones. Me hace sentir pequeña una persona que es capaz de explicar cual es el proceso exacto de la fermentación de un vino blanco, y te das cuenta entonces que ha pedido la botella más cara de la carta con el simple pretexto de explicarte el proceso. Te sorprende en cada gesto, cada palabra, cada una de sus sonrisas mientras tú te quedas boquiabierta.
Conoces a una persona que un principio solo te llama la atención porque te hace reír. Más tarde y mientras tomas un té con una amiga, el sol empieza a calentar, se agradecen las tardes en las que por fin puedes tomar un té en alguna terraza al sol. Comienza el mes de Mayo y con ello termina de nuevo un nuevo curso escolar. Mientras hablas placidamente con tu amiga recibes un mensaje con cierta ternura. Esa ternura, llaman mi atención, aunque siempre me ha llamado la atención en un hombre la ternura, cierto es, que lo primero que necesito es que me hagan reír. El, lo consiguió, hacerme reír, un mensaje, una llamada, una consulta y al final acabas en la cama.
Soy una mujer independiente, siempre he elegido a los hombres con los que he querido mantener alguna relación, eso sí, teniendo muy claro que ninguno se quedaría a dormir, y que por supuesto jamás he acabado en la cama con una persona que acabara de conocer.
Un precioso restaurante de costa, finaliza el Verano. Es curioso como pasa el tiempo, hemos estado durante todo el verano, viéndonos casi a diario. Cada día nos contamos lo que hacemos como si fuéramos una pareja, aunque solo somos amigos. Es bonito cuando empiezas a cierta edad a conocer a personas con las que tienes un trato especial, esa complicidad diaria en todo lo que haces. Por supuesto, no siempre estamos de acuerdo, pero en lo importante parece que sí. Somos selectivos en cuanto amistades, las relaciones que hemos tenido nunca han dejado mal recuerdo, todo lo contrario. En cuanto a gustos sexuales, aunque no hemos tenido ningún encuentro sexual, siempre que hemos hablado de ello, parece que el sexo entre nosotros sería algo así como mágico. Sin reparo alguno a la hora de pronunciar palabras como, me gusta follar. Me gusta utilizar esa palabra, follar, suena bien.
Una botella de vino más tarde y un postre de helado de mango con exquisito chocolate caliente, me encuentro casi sin darme cuenta en un apartamento muy cerca del mar.
Estoy mareada, me siento sexy y me apetece un buen polvo. Nuestros besos empiezan en la entrada del portal. Me gustan sus labios, suaves, carnosos y definidos. Su lengua roza la mía, me excita. Estamos entrando en el apartamento no puedo mirar ni el color de las paredes. Apoyada sobre la pared del pequeño salón, desabrocha mi camisa. Besa mi cuello con dulzura y desliza su lengua por detrás de mi oreja. Su respiración se acelera y en voz baja y grave suena un te deseo desde el primer día que te vi. Eso, me excita aún más, con habilidad y soltura mi sujetador cae al suelo, el lo ha desabrochado y no me he dado cuenta. Suave, dulce y tierno como si desvistiera a un bebe. Sus dedos rozan suavemente mi piel, mis brazos, mi cuello no deja de besarme me roba el aire. Muerde mis labios Me gira contra la pared, sube mi falda dejando mis braguitas al aire. Su calor se aproxima, noto la dureza y el calor de de su pene sobre mi trasero. Gimo, mis piernas se abren en un movimiento casi ensayado. Muerdo mis labios cuando siento placer deseo tenerlo dentro de mí. Totalmente excitada siento como mi sexo palpita y se contrae. Siento que el orgasmo se aproxima, no puedo dejar de gemir. Toda mi piel en alerta, absorbe cada caricia, el calor de sus dedos en mi piel. El calor de su aliento en mi nuca. La forma en la que estimula mis pezones, consiguen por primera vez que llegue a un orgasmo sin penetración ni estimulación en el clítoris.
Lágrimas caen sobre mis mejillas, un orgasmo que me hace llorar de placer.
Debajo de la ducha, entre risas y besos .
Ambos, nos preguntamos ¿porque?
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