Fuertes vientos huracanados del sur,
Soplados de tormentas internas,
Trajeron esta niebla donde a propósito me perdí,
En otro vano intento de evadir
Tanta cruda realidad desparramada,
Tantos sufrimientos propios y ajenos,
Sintiéndome culpable de ellos sin serlo,
Siendo esclavo de otra voluntad,
Preso de emociones descontroladas,
Exaltadas hasta la locura,
Hundidas hasta el infinito vacío,
Y al fin y al cabo,
Sin poder de elegir.
Hay tanta superficialidad y egoísmo,
Tanta maldad en lo alto de las montañas,
Tanta injusticia inmerecida
En seres bondadosos y dignos,
Desconsiderados por la vida,
Viviendo esta misteriosa ruleta Rusa.
Somos almas condenadas a sentir de más,
Solo por el incierto azar,
Por lo incierto que es todo,
Un todo que se siente como una nada,
Que nadie descifra
O si lo hacen, solo son bastones para seguir un camino ajeno,
Predestinado, escrito, imborrable.
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