Regreso al tiempo en que te tuve a mi lado, estamos los dos sentados en una conocida cafetería de la ciudad, sentados frente a frente, yo con un café con leche, tú con un cola cao y un cruasán partido por la mitad. Nos acompaña un pianista y una violinista desde el fondo de la cafetería tocando para nosotros la delicada melodía de Let it be de los Beatles.
Te observo ensimismado con nostalgia mientras me cuentas tus cosas, por un momento se detiene el tiempo para mí. Intento memorizar tus grandes ojos fijos, tus labios, tu cara preciosa, mientras pasa por mi cabeza toda la tristeza que arrastro al pensar que en un futuro no muy lejano tú ya no estarás a mi lado. Me han regalado una oportunidad para volver a sentirte junto a mí, al menos por unos minutos mientras suena nuestra canción. No disfruto de tu compañía como debería, los recuerdos son muy tristes y pueden con el feliz momento que debería estar viviendo ahora mismo.
Me miras con esos ojos brillantes que tantas noches oscuras me han iluminado, me sonríes con dulzura mientras en mi cara, se desliza alguna que otra lagrima. Intento disimular mi pena sonriendo forzosamente para que no me delates.
Ojala pudiera contarte lo mucho que te extraño en mi presente, la falta que me haces, y lo doloroso que son los días y la vida sin ti. Me arrepiento de no haber disfrutado junto a ti de las pequeñas cosas y de no haberte demostrado lo mucho que te quería, maldita sea mi ignorancia, mi orgullo y mi corazón de piedra.
Aún recuerdo cuando solías confesarme lo mucho que me querías y el silencio con el que yo te respondía, quizás por vergüenza, miedo o por estúpido. Aunque eso ya da igual, tú ya no estás a mí lado. Ahora, sólo existes en mis recuerdos, y de vez en cuando cierro los ojos mientras escucho aquella melodía que me permite viajar a tu lado al menos por unos instantes.
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