Amor .dolor .dos conceptos tan separados y a la vez tan irremediablemente unidos.
¿Quién no ha llorado por amor? Sea por una persona, un animal, o simplemente, una idea.
¿Y quién, después de haber llorado no se encontró más sosegado?
Primero dolor y luego amor, o al revés, o quizás, más aún, los dos al mismo tiempo.
Quién bien te quiere, te hará llorar . ¿Y por qué no te haré llorar porque te quiero?
Mundos variopintos se entremezclan bajo el mismo cielo, en la misma ciudad o incluso, en el mismo barrio.
Más allá de los estereotipos de conducta de cualquier sociedad llamémosla civilizada, hay miles de variedades y variaciones de lo que la inmensa mayoría denomina como normal.
Conductas todas ellas tan respetables y aceptables como el tipo base. Siempre y cuando se respete la libertad o libertades de aquellos practicantes consentidos de las mismas.
Llamadas por los puristas o, más bien, acotados mentales: aberración, enfermedad, deformación, y hasta incluso, pecado.
Todo en exceso es malo, como todo en defecto también lo es, sólo hace falta saber dónde están los límites y cada cual conoce el suyo.
Para bien o para mal están ahí, pero . ¿Quién dictamina si es bueno o malo?
Después de siglos de persecución inquisitoria sobre aquello que se escapaba de lo llamado normal, ahora en el s.XXI, seguimos parecido. Aunque, gracias a Dios, hay un poco más de permisibilidad y ya no se quema en la hoguera a casi nadie, por lo menos no públicamente.
Últimamente comparto mi tiempo, o ellos conmigo, con gente del mundo de las dimensiones BDSM (Sado-Masoquista) y, aunque no comparto sus gustos en materia sexual, si me identifico, en cierta manera, con ellos.
Habiendo sido toda mi vida un rebelde sin causa, seguidor de grupos de rock y desde hace muchos años un motorista encuerado y enemigo ferviente de los dictámenes de la moda; tengo el honor de compartir con ellos el título de, y corregidme si me equivoco, bicho raro.
Cuero, botas, corsés, cuerdas, velas, pinzas . ¿Quién no tiene algo de eso en su casa y se autodenomina normal?
¿Que eres mejor porque utilizas la fusta para golpear a un pobre equino para que corra más en el picadero de moda de tu ciudad mientras luces para deleite de tus amistades tus nuevas y relucientes botas de cuero negro marca X de algún diseñador mariconeti (con todos mis respetos) de moda?
¿Que hacer lo mismo en tu casa, con tu pareja, porque te gusta, o le gusta a ella, o por probar, o porque os sale de los mismísimos y sin perjudicar a nadie ni a nada, pues lo hacéis con todo el amor del mundo, es tildado de perversión?
Perdonad que suelte una enorme y sonora carcajada y me siga rebelando contra todos aquellos a los cuales les gustaría que la humanidad fuera como un rebaño de ovejas las cuales fueran fáciles de llevar.
¿Que hay señores y señoras que pagan por que el macizorro o macizorra de turno encorsetado en un ajustadísimo traje de cuero, látex o similar le azote el trasero, por no decir culo, y le tenga un rato atado y colgado como un jamón? Pues ¡Ole sus cojones de bicho raro!
Aunque si os paráis a pensar . ¿Es más normal que dos hombres se metan en un cuadrilátero y siempre civilizadamente se rompan la cara, los huesos y vete tú a saber cuántas cosas más sólo por el placer del vulgo que les observa desde afuera? En muchos de los casos, protectores padres de familia, médicos, abogados etc.
¿Que te pongan unas pinzas consentidamente en alguna parte de tu cuerpo porque así se te cae la babilla y se te pone como el picaporte de la puerta de dura, es mucho más aberrante que a un pobre animal sin más delito que el haber nacido TORO, lo humillen y torturen hasta la muerte públicamente para el disfrute de miles de personas extasiadas por el dolor y el sufrimiento del indefenso astado?
Sólo es malo si la mayoría lo dictamina .pues señores.
YO SOY MALO.
Quiero desde aquí soltar un gran ¡OLE! Por todos aquellos que minoritariamente, en pareja, en solitario o acompañados de su patito de goma disfrutan sin hacer daño a nadie sea del sado, el maso, ambos inclusive, andar en moto o meterse chupa chups por la oreja.
A todos ellos . ¡Bienvenidos al club de los, siempre libres, BICHOS RAROS!
PDTA: ¿Las collejas de mi madre cuando era pequeño se podían considerar sado?
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