Los 5 Revolver: El Jinete Maldito (parte 1)

-Galante, ¿has escuchado lo del Jinete Maldito, con su caballo hecho de Hierro, ese que aterroriza a la gente de noche? –preguntó el Cantinero.

Galante siguió tomando su copa, la cual consistía de un tequila de los mejores que se pueden encontrar en Nuevo México.  Su rostro cuarentón dibujo una sonrisa incrédula.

-¿El Jinete Maldito? –respondió-.  Esas son estúpidos mitos.  No creas todo lo que te dicen Cantinero.

-¿Mitos?  Eso no es verdad, yo mismo lo e visto.  La otra noche cuando cabalgaba cerca del panteón de los 5 lo alcance a ver.  Un enorme jinete, con armadura de hierro, cuyos ojos no tenían color.

-Tiene razón el cantinero Galante –gritó un vaquero que jugaba cartas en una pequeña mesa-.  Tienes que creer todo lo que un viejo cantinero dice, especialmente cuando cabalga borracho jajá. 

El vaquero se reía a carcajadas, mostrando sus amarillentos dientes, casi del color de madera podrida.  Pero no tan finos como esta.

-¡Tú cállate!  –le reclamo el Cantinero furioso-.  Lo que te digo es verdad Galante, también mire a su caballo. 

-¿Su caballo? Inquirió Galante-.  ¿Ese del que dicen esta hecho de hierro también?

-Si hombre, ese mismo.  Después de ver al Jinete, mire hacia su caballo.  El temor  infundio, pues alcance a ver que estaba cubierto de un tipo de Hierro negro.  Parecía muy enojado.  Lo más aterrador fueron sus ojos, totalmente rojos, como si no hubiera alma en ellos. 

Galante tomo otro sorbo de su buen tequila.  Parecía pensativo, no creía en lo que este insignificante Cantinero de quinta le estaba contando.  Miles de mitos había aquí en Nuevo México, la mayoría puras mentiras para hacer dinero. 

-Un caballo sin Alma eh, -dijo Galante Sonriente-, ¿pues que habrá hecho para que se la quitaran?

-Dicen que es el alma de “John Smith”.

Todos los hombres que estaban en la cantina miraron hacia la puerta para observar quien había dicho eso.

Una muchacha de unos Veinticinco años estaba parada a la entrada del lugar.  Su cabello negro y largo le caía en sus hombros, y un revolver yacía en su cinturón.  Sus brillantes ojos se clavaron en la mirada de Galante.

-¿Que acabas de decir niña?  -le pregunto  el Cantinero-.  ¿Quien te dijo esa estupidez?

La muchacha se encamino hacia la barra y se sentó al lado de Galante pidiendo una copa.

-No es ninguna Estupidez señor, eso es lo que se esta diciendo por el pueblo.  Que el jinete de Hierro es el alma de John Smith que ronda por el panteón de los 5.

-¿Quien es John Smith? –pregunto el pequeño hijo del cantinero que limpiaba las copas sucias.

-Tú no te metas en conversaciones de adultos niño, -le reprocho su padre.

-John Smith era uno de “Los 5 Revolver” –respondió la muchacha-, una banda de vaqueros muy famosa y poderosa hace ya más de 30 años.

-La banda más poderosa que haya habido –dijo Galante mirando a la muchacha mientras tomaba otro trago-.  También la banda mas generosa, muy querida por quitar el dinero de los ricos y dárselos a los pobres. 

-Eran 5 integrantes hijo, -dijo el Cantinero-, y uno de los mas temidos era Smith, un hombre recio.

-Si, -le interrumpió Galante-.  Era un hombre muy fuerte, con un gran carácter.  Muchos lo llamarían estúpido, mas los estúpidos serian ellos, pues John era muy gentil cuando se debía ser.

-Esos eran vaqueros de verdad –dijo el hombre de los dientes amarillos-, no la basura de bandas que hay hoy día.  Puros cobardes que atemorizan a la gente.

-¿John Smith era el portador del Revolver numero cuatro no? –pregunto la muchacha.

-Si, -respondió Galante-. “El Revolver de La Muerte” le llamaban, ese de color negro teñido de rayas rojas muy brillantes.  Más o menos así como los ojos del caballo que describe nuestro amigo el Cantinero.

Galante sonrió dándole una palmada en la espalda a este, quien lo miraba incrédulo al notar que no le creían.

-He oído de viejos que dicen haber visto alguna vez a John Smith, aunque solo de pasada, -dijo la Chica.

-Yo hasta hable con el niña –presumió Galante-.  Hace unos 35 años Smith y Marco, el sub líder de la banda, fueron a que mi padre les arreglara las botas.  A el se le conocía como el mejor confeccionador de botas, y conocía a muchos personajes famosos de su época.  Mientras esperaban a que terminara, yo, de unos diez años, Salí corriendo de mi cuarto y me tope con Smith y caí al suelo.  Me dio tanto miedo, pero este me levanto y me sonrió. –Galante tomó otro sorbo de su copa y una sonrisa se vislumbro en su rostro al recordar el momento-.  Me dijo que por que tenía tanta prisa, pero no puede responder.  Entonces saco una moneda de 5 centavos de su bolsillo y me la dio. Me dijo que me fuera a comprar unos dulces y que no anduviera corriendo por ahí pues me podría lastimar.  Salí de casa y cuando volví ya se habían ido.  Jamás los volví a ver.  Una semana después de eso fue cuando fueron asesinados “Los 5 Grandes” como se les decía.  Me dolió tanto a pesar de solo haberlo visto una vez.  –Un gesto de tristeza inundo el rostro de Galante-.  Pero estoy seguro que Smith lucho hasta el último minuto por sus amigos.  Eso no lo dudo.

Galante tomo otro sorbo de su copa y miro hacia su alrededor.  Todos estaban totalmente callados, sorprendidos con la experiencia.  Después tomo su sombrero negro, con un pequeño listón morado, y se lo puso.  Tenia cabello negro con tintes de canas, y arrugas se notaban en su rostro.

-Así que es verdad –prosiguió Galante-.  Nosotros nos creemos pistoleros, yo mismo me creo un pistolero muy bueno, pero no somos nada comparados con los 5 Revolver.  Ellos eran hombres de verdad, amadores de lo bueno, aunque hicieran cosas dudosas para conseguir que los pobres tuvieran lo necesario.  Nosotros somos unos niños jugando a ser pistoleros, y creemos que lo podemos todo por solo cargar un arma.