Los 5 Revolver: El Jinete Maldito (Parte 3)

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Esa es la triste historia de Galante, a eso se refería cuando te dijo que te olvidaras de ser pistolera y vivieras una vida en paz.

El silencio seguía en la cantina, nadie se atrevía a decir absolutamente nada.  Los vaqueros abandonaban el lugar uno por uno, todos con el rostro lleno de tristeza.  Las lágrimas corrían por el rostro de Victoria.

-Pobre hombre –sollozo ella-.  Y, ¿no quiso tomar venganza?

Por un año entero buscamos a los desgraciados de la banda Ratón, pero habían huido lejos, nunca supimos a donde.  Muchos decían que a México, otros que más al sur y otros más decían que habían ido al otro lado del mundo.  Después de eso preferimos dejar de buscarlos, si los encontrábamos algún día los mataríamos a todos, pero no los buscaríamos.

-¿Tu también los querías muertos? –Pregunto la muchacha limpiándose las lágrimas-.  ¿Eras muy buen amigo de Galante y su familia?

Ramón le lanzo a Victoria una sonrisa de tristeza, luego bajo la cabeza.

-La esposa de Galante era mi hermana, y el pequeño era mi sobrino.

Victoria se quedo sin palabras.  Este vaquero mugriento era el cuñado de Galante.

-Lo siento tanto –le consoló ella-.  Siento mucho lo que esos barbaros les hicieron.

-Ya no importa niña, hemos oído que alguien mato a Franco.  No le deseo muerte a nadie, pero el tiempo se encarga de ajustar cuentas, y eso es lo que mi hermana hubiera querido, que no nos vengáramos. 

Y si crees que le guardo rencor a Galante por lo que le paso a mi hermana y a su hijo, no es verdad.  El hombre los amaba tanto o mucho mas que yo, y sufrió bastante, esas ya son demasiadas cargas las que lleva.  No le voy a dar otra muy pesada, no lo aguantaría.  Esto no fue culpa suya, el culpable ya pago por lo que hizo.  No queda más que hacer.

La noche esta llegando, el sol esta por ponerse, creo que será mejor que te vayas a casa antes de que anochezca o será peligroso.  Yo te llevo a casa.

Victoria se mostro muy sorprendida al saber que estaba muy cerca de anochecer.  No se había percatado del tiempo, la trágica historia había sacado en ella muchos sentimientos encontrados.

-¿Que te trae a este pueblucho Victoria? –le pregunto Ramón a la muchacha mientras caminaban por el terregoso camino-.  Se que no eres de aquí pues me hubiera percatado de alguien tan linda como tu

Ramón comenzó a reír mientras la muchacha se sonrojo un poco.

-Bueno, mi vida no es tan interesante –respondió ella-.  Vine a este pueblo por dos razones. 

La primera, para conocer la tumba de los más grandes pistoleros que esta nación ha visto.  Segundo, porque pienso que aquí ha de haber muy buenos maestros en el arte de las armas, y quisiera aprender de ellos.  –Victoria sonrió-.  Creo que Galante pudo ver mi corazón, en verdad me encantan las armas y las pistolas.

-¿De verdad?  ¿Y porque tanta fascinación con este estilo de vida?

-Desde que estaba pequeña mis padres me hablaban cosas muy buenas de Los 5 Revolver.  Decían que era la mejor banda de pistoleros que existió, y no solo por su técnica si no por su humildad.  Jamás presumían.  Me encantaba escuchar de la única mujer que tenía el grupo, “Sarah”.  Una muchacha fuerte en coraje pero humilde de corazón.  Además decían que era muy buena con el revolver.  Quisiera ser como ella y ser recordada por eso.

Ramón se quedo callado por unos instantes.  La noche había caído y seguían caminando hacia un pequeño hotel que había en el pueblo llamado “Los Diamantes.”  Quedaba poca gente fuera, y las nubes parecían hacer su llegada.  El viento movía de un lado a otro los arbustos y pequeños remolinos de tierra se formaban. 

Ramón le sonrío a la muchacha.

-Sarah es mas recordada por la forma en que murió.  Tan joven, ¿de que le sirvió su arma o su técnica?  ¿De que les sirvió a Los 5 Revolver ser grandes pistoleros si murieron de esa forma?  Estoy seguro que si hubieran sabido lo que les pasaría jamás hubieran escogido ese tipo de vida.  Los únicos pistoleros que pueden sobrevivir son los que no tienen corazón, los que asesinarían a sus propias madres.  Y créeme Victoria, no querrías ser uno de esos.

Victoria se quedo muy pensativa.  El viento hacia que su cabello se moviera de un lado para otro.

-Sabes Victoria, aquí en “COBRA” seriamos un pueblo desconocido e inservible para todos de no ser porque tenemos el privilegio de albergar los restos de “Los 5”.

Es lamentable que lo más fascinante de este lugar sea un cementerio.  Quizá por eso tuvieron que inventarse esa historia del Jinete de Hierro o Maldito.  Y ahora dicen que es el alma de John Smith, por dios, que ridiculeces.

-Quien sabe, quizá no sea tan ridículo –dijo Victoria-.  A lo mejor si vamos ahora al cementerio nos encontremos con es Jinete y su caballo.

Ramón soltó una carcajada, como si la muchacha hubiera dicho un chiste bastante bueno.

-Mejor entra a dormir un rato y olvídate de ser pistolera.  Ya llegamos al hotel.

Victoria no se había percatado de que habían llegado al mugriento lugar el cual llamaban hotel, pues estaba muy entretenida platicando con Ramón. 

Nada la haría cambiar de opinión, ella quería ser como Sarah, tener fama y ser muy buena con su arma.  Quería ser reverenciada por la gente y amada por todos.

-Muchas gracias por traerme Ramón, seria muy gratificante poder platicar de nuevo.

-Quien sabe niña, quizá mañana, o quizá no, ya lo veremos.  Cuídate y piensa en lo que te dije.

Victoria le sonrío a Ramón y entro al lugar.  Rápidamente le dieron su llave y fue a su cuarto a descansar.  Sin embargo ella no tenía sueño a pesar de que era casi media noche.  Las nubes ya cubrían todo el pequeño pueblo de COBRA.  Un débil pueblo con un nombre poderoso.  La chica estaba pensando en lo que había sucedido hoy.  Comenzó a sentir una tristeza grandísima al recordar lo que le había pasado a galante.  Ella no seria capaz de aguantar una carga tan pesada, de perder lo que mas ama en esta vida y seguir viviendo.  Al mismo tiempo, ella quería ser una buena mujer, jamás se mesclaría con bandidos desalmados.  Pero, ¿entonces cual era la razón por la que quería ser pistolera?  ¿Solo por la fama?  ¿La Gloria?  ¿O había algo más?  Victoria no podía dejar de pensar en estas cosas así que se levanto de su cama y se preparo algo de comer.  Unto un poco de mermelada en pan tostado y lo acompaño de un café.  Entonces se encamino hacia la ventana, la abrió y observo el pueblo.  Todo estaba ante sus ojos, pero había algo que le llamaba mucho la atención.  “El Cementerio de Los 5” se mostraba muy oscuro y tenebroso.  Tal vez era tiempo de visitarlo de noche y averiguar si eran verdad las historias del Jinete de Hierro.  Así que la muchacha tomo su abrigo y su sombrero negro y se encamino hacia afuera. 


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