Sábado por la noche en casa

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Sábado por la noche en casa

10:03 pm ¡Listo! He terminado de lavar los trastos. Apago el foco de la cocina y me dirijo a la habitación. Por el pasillo a media luz me encamino poniendo crema humectante en las manos.

Ya en el dormitorio veo a Carl salir del baño a medio vestir secando su cabello que tanto me gusta. Me acerco a besar y lamerle el cuello fresco que me encanta y a él también. Escucho sus quejidos que me incitan a seguir. Me toma por la cintura y me recuesta en la cama. Nos besamos intensamente y siento como empiezo a mojarme. Lentamente lo acaricio y percibe en mí ese olor agradable a la crema en mis manos. Se acuesta a mi lado y me dice cómo le encanta ese olor. Besa mi mano y la lleva dentro de su ropa interior a su miembro grueso, erecto y fresco.

Me coloco a cuatro patas mostrando mi trasero mientras empiezo a chupar y mover de arriba a abajo su pene. Él me baja el pijama y al ver que no tengo ropa interior me da dos ligeras nalgadas que terminan en un apretón. Lame enseguida mis nalgas y empieza a acariciar mi vulva e introduce lentamente los dedos en mi vagina. Me siente húmeda y me dice como disfruta sentirme así.

Frota mi clítoris y mi vagina al mismo tiempo mientras empiezo a retorcerme y respirar fuertemente; con eso pongo más énfasis en la mamada que le estoy dando. Empiezo a escuchar como él también gime y me dice con voz entre cortada que ponga mis tetas en su boca.

Me monto en él y me saco la camiseta. Con las dos manos aprieta mis pechos y los junta para besar, lamer y mordisquear los dos pezones al mismo tiempo. Hace una pausa para besarme en la boca y tomándome por la cola de caballo con la mano derecha acaricia mi cuello por detrás con la mano izquierda. Me mojo más. Me acerca a su pecho y pide que chupe sus pezones mientras frota con toda su mano mi vulva. Me vuelvo a retorcer y gimo. Nuevamente busco sus genitales. Lo vuelvo a mamar y me dice que está listo. Siento el sabor que me gusta y no quiero parar de chuparlo, pero él me tira a la cama y me monta.

Lo rodeo con mis piernas y me empieza a penetrar. Sus brazos fuertes a un costado de mi cara desprendiendo un olor fresco a fragancia masculina me hacen lamerlos. Nuestros gemidos se escuchan y se mezclan nuestros fluidos. Sin sacar su pene empieza a frotar mi clítoris hasta que los dos satisfechos nos fundimos en un beso de amor.


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