Ha pasado ya una semana desde que no estás conmigo, y todavía no consigo encontrar ningún fallo en ti. Creo que me dueles cuando respiro fuerte, porque es algo interno, frío. Y sé que una vez ese hueco estaba habitado por ti, y no hacía tanto daño. Pero, cerraré la puerta. Y si vuelves, ya te aviso: tengo llaves.
Sigues sin estar conmigo, pero aun así te siento tan mío que hasta me pesas. A veces ahogas, sin darte cuenta, claro, como quien quiere asesinar con sus propias manos al mismísimo diablo. Y así se me agarra tu nombre a mi cuello, cada vez que intento hablar de ti, y aprietas y aprietas. Hasta que dejo de recordarte. Y entonces paras. Y cómo me cuesta que pares?
Eternos. Estos siete días sin verte. Casi he olvidado la forma de tus labios. Y qué poco me gusta esta sensación de verte desvanecer poquito a poco? Aunque todavía recuerdo las formas de tus manos, la sonrisa tan preciosa que sale de tu boca, y sería capaz de dibujar tu cuerpo con los ojos cerrados? Todavía falta para que termines de irte, pero aún así, no quiero que te sigas marchando. Todavía no.
Creo que he podido imaginar todas las salidas posibles a esto y es que al final de todas siempre apareces tú. Y es que contigo me queda una cuenta pendiente, algo sin confirmar que deberemos cerrar venido un tiempo. Porque quizás, esto solo sea una pausa para que podamos respirar y coger con más fuerza todo lo que nos llega juntos. O quizás, sea la manera más bonita de acabar con todo lo vivido. No lo sé. Por lo que pueda pasar, espero.
Aún sigo dejando tu hueco en mi cama. Por si decides volver. Por si te da por arrepentirte. Porque todavía tengo esperanzas por escuchar ?hoy no dormiré, estaba deseando poder verte dormir conmigo? de la primera vez. Todavía tengo esperanzas en ti, y en lo nuestro. En los días quince de todos los meses, y en el 15 final de este año. Porque ¿recuerdas? Este iba a ser nuestro año. Y te seguiré esperando cansada. Y te seguiré escribiendo aunque no leas. Porque sigo con la esperanza de que algún día volverás, y cumpliré el deseo de ser la mujer de tu vida que siempre decías. Y viceversa.
Ahora toca ser fuertes. Cada uno por separado. Aunque bien sabes que, de almas, caminamos juntos. Toca eso de seguir y que el tiempo pase. Que ése si que es sabio. Dicen por ahí que todo lo acaba poniendo en su sitio. Y mientras nosotros esperando. Y ya te lo dije una vez, cariño: si dos personas están destinadas desde el alma, no habrá fuerza que las separe.
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