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El sueño del chat
Por Piculino68
Enviado el 08/02/2015, clasificado en Amor / Románticos
1983 visitas
Corria una mañana cualquiera y tras un tiempo chateando por fin iba a conocerte. Los nervios estaban a flor de piel. Tantas veces admirando tu foto y alegrandome las mañanas habian conseguido que el primer pensamiento matinal fuera tuyo. Cada vez que veia tu rostro y tu sonrisa se me iluminabas el corazón.
Sali de casa soñando ese primer encuentro y con el temor de que tras él, posiblemente sería el ultimo, que hubieras accedido por no aguantarme. Incluso con el temor que tan ni siquiera aparecieras.
Por fin llegue al lugar acordado. Mis corazón parecía un tren de mercancias a un ritmo vertiginoso y desde el otro lado de la acera te divise.
Ya no había vuelta atrás. Esperabas apostada en la puerta del metro. Aun recuerdo con claridad ese momento.
Mis manos humedecidas por el nerviosismo tenian ganas de abrazarte, pero debia ser cauteloso, asi que me acerque sonriente y tras un tembloroso y casi inaudible "hola" nos dimos dos besos.
Tu sonrisa era aun más dulce en la realidad. En ese momento pensé para mi, como podías ser aun mas bonita si cabe en la realidad. Dios!!!
Nos dirijimos en busca de un cafe´, donde dar rienda suelta a nuestra casi incansable verborrea. Te miraba y en cada palabra el brillo de mis ojos te indicaba claramente que me habias conquistado. A ti te notaba tranquila. Casi tanto que era como si me conocieras de siempre.
Pasó volando ese primer encuentro y cuando volvia a casa no podía pensar. Mi corazón y mi alma te deseaban. Mis pensamientos eran totalmente para ti y sentía la inmensa necesidad de saber si se repetiria. Aquel primer encuentro me hizo saber que queria más y que haría diabluras por conseguirlo.
Llegada la tarde por fin volvimos a chatear. Nos habíamos caido bien. Un desahogo hizo que mi cuerpo por fin pudiera relajarse .
Tras varios días mas hablando y seguir disfrutando de tu lado más dulce, por fin volvimos a quedar, pero esta vez fue a comer. El sitio era el idóneo y la compañía perfecta. Viniste radiante, como no cabía menos de esperar en ti. Uno de tus hombros se dejó asomar al quitarte la chaqueta y fue un momento tan sensual que en ese preciso instante te hubiera besado. Mis ojos no podian apartarse de tus labios, mi cabeza no paraba de soñarte y mientras te escuchaba, todos mis deseos estaban a tu merced. Mi mirada lo decía todo, sobraban las palabras. Simplemente haberte fijado en ellos, era mas que suficiente para saber que te necesitaba, que te quería para mi. Aunque no lo viste, en ellos estaba escrito el destino de mi corazón. Intentar amarte.
Sali de casa soñando ese primer encuentro y con el temor de que tras él, posiblemente sería el ultimo, que hubieras accedido por no aguantarme. Incluso con el temor que tan ni siquiera aparecieras.
Por fin llegue al lugar acordado. Mis corazón parecía un tren de mercancias a un ritmo vertiginoso y desde el otro lado de la acera te divise.
Ya no había vuelta atrás. Esperabas apostada en la puerta del metro. Aun recuerdo con claridad ese momento.
Mis manos humedecidas por el nerviosismo tenian ganas de abrazarte, pero debia ser cauteloso, asi que me acerque sonriente y tras un tembloroso y casi inaudible "hola" nos dimos dos besos.
Tu sonrisa era aun más dulce en la realidad. En ese momento pensé para mi, como podías ser aun mas bonita si cabe en la realidad. Dios!!!
Nos dirijimos en busca de un cafe´, donde dar rienda suelta a nuestra casi incansable verborrea. Te miraba y en cada palabra el brillo de mis ojos te indicaba claramente que me habias conquistado. A ti te notaba tranquila. Casi tanto que era como si me conocieras de siempre.
Pasó volando ese primer encuentro y cuando volvia a casa no podía pensar. Mi corazón y mi alma te deseaban. Mis pensamientos eran totalmente para ti y sentía la inmensa necesidad de saber si se repetiria. Aquel primer encuentro me hizo saber que queria más y que haría diabluras por conseguirlo.
Llegada la tarde por fin volvimos a chatear. Nos habíamos caido bien. Un desahogo hizo que mi cuerpo por fin pudiera relajarse .
Tras varios días mas hablando y seguir disfrutando de tu lado más dulce, por fin volvimos a quedar, pero esta vez fue a comer. El sitio era el idóneo y la compañía perfecta. Viniste radiante, como no cabía menos de esperar en ti. Uno de tus hombros se dejó asomar al quitarte la chaqueta y fue un momento tan sensual que en ese preciso instante te hubiera besado. Mis ojos no podian apartarse de tus labios, mi cabeza no paraba de soñarte y mientras te escuchaba, todos mis deseos estaban a tu merced. Mi mirada lo decía todo, sobraban las palabras. Simplemente haberte fijado en ellos, era mas que suficiente para saber que te necesitaba, que te quería para mi. Aunque no lo viste, en ellos estaba escrito el destino de mi corazón. Intentar amarte.
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