"Cuentan las antiguas lenguas citadas por los más célebres, sabios y antiguos pensadores del pueblo de Tramh, sobre la apología de la leyenda de la llave de Misha. Una llave maestra de oro macizo e inusitada belleza forjada por seres extrasensoriales procedentes de otro tiempo y espacio. Cuentan que el portador de la llave maestra podrá abrir cualquier cerradura de esta tierra adentrándose a invadir los distintos e insólitos lugares que atesora el extravagante mundo de Misha."
-"¿ Y tu te crees esas bobadas?" preguntó Sam a su hermano pequeño mientras alzaba su ceja izquierda con mirada de incredulidad y sorpresa. -
-"Para que lo sepas, lo leí en uno de los libros de papá".Kevin respondió alzando su pequeña barbilla dándose aires de sabihondo.
Sam volvio a interrumpirlo esta vez arrebatando el extraño objeto de las manos de su hermano. -"Dame esa llave enano".
Introdujo la llave en la cerradura de la puerta de su casa.
-¡No lo hagas Sam!,¡No lo hagas!. Esas fueron sus palabras...
Parecía encajar a la perfección. Giró la llave hasta hacer tope y escuchar el típico "clak" que produce una cerradura cuando abre. Kevin, al ver a su hermano adentrarse sin tapujos, se tapo los ojos con las mangas sobrantes de la sudadera que había heredado y aun no llenaba.
-"¿Que haces ahí parado con la puerta abierta y los ojos tapados? Dejad de haced los bobos que ya esta la cena en la mesa".
Kevin bajó su manga destapando su ojo derecho. La figura de su madre frente a el con su cotidiano delantal de cocina y un brazo flexionado apoyado a la altura de la cadera le hizo darse cuenta de que todo estaba normal.
Quitó la llave de la cerradura, se la guardó en el bolsillo y entró dando saltitos. A escondidas se metió en el despacho a devolver la llave a la vitrina de donde la cogió . Su padre se enfadaría muchísimo si se enteraba que habían entrado a su despacho sin su consentimiento. Era muy meticuloso con sus cosas y se enfadaba con facilidad. Así que con total sigilo la dejo en la vitrina y volvió para sentarse a cenar.
Esperaron a Sam pero nunca llegó a la mesa. Kevin lo vió entrar pero su madre solo lo vió a él plantado frente a la puerta con los ojos tapados. Por lo que Sam nunca llegó a entrar en casa.
A día de hoy la desaparición de Sam sigue siendo un misterio, y aunque kevin despues de casi cincuenta años siga perseverando con esta historia, nunca se ha encontrado la llave ni nadie que jamas la haya visto. Sus propios padres negaron su exitencia y acabaron internándolo en un psiquiátrico. Meses despues ellos tambien desaparecieron.
Hoy Kevin sigue buscando la llave, buscando a sus padres, buscando a su hermano.
Sin tan sólo le hubiera hecho caso...
-¡No lo hagas Sam!, ¡No lo hagas! . Esas fueron sus palabras...
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