INFINITO
La aterradora inquietud que me agobia frente al inexpugnable enigma del abismo entorna mis párpados cuando arrobado de cara al cielo en nocturnal rivera, juego con la arena entre mis dedos.
Se encienden por millones los chispazos del titilar asombrado de mis neuronas cuando pienso que hay en el alma arenosa de mi mundo menos granos que estrellas en el infinito cielo.
Sombra furtiva que me abisma. Negrura obstinada que cultiva angustias de la nada. Ontológico valladar inexpugnable. Ave de nebulosa estirpe que batiendo alas cósmicas sobre quánticas y súbitas partículas surge de esfera sin centro y sin fronteras; ímpetu que traza confines de incertidumbre y de cielos paralelos; explosivo devaneo que chispea jirones de vida en el trivial astro que nos lleva. Insondable velo agitando impotencia en el oscuro remanso de la ignorancia.
Y en su vagar sin fin sigue implacable salpicando simiente en la infinitud de calderas del abismo aterrador. Ente sin frontera y sin origen que picotea genes de infusa química en huellas viejas de piedra muda.
Entidad inexplicable de pulsantes estallidos que en caprichoso alambique sopla conciencia eterna y estalla en angustia existencial.
Gusanos y agujeros con sedas invisibles violando al tiempo
y al espacio; cintas retorcidas en devaneos de dimensiones
y sitios que no estarán. Pequeños infinitos girando en el delirio
de abismos transfinitos.
Plumas potenciales de reptiles fantásticos que un día volaran.
Fantasías de eterno retorno?incógnitas y fantasmas que rondan
la angustia y siempre están.
Ante lo inasible se desvanece el alma y la esperanza se desmaya girando impotente en el punto de la incógnita abismal. Dios no se entera del ser desolado y la duda que agobia no se va. Naturaleza esquiva que cuanto mas la busco mas se abisma. Ninguna vislumbre aligera al optimismo vano del ser alicaído y abruma la impotencia de la ansiedad. Fantasma de sombras que te busco?cual es la incógnita?Es como este despreciable punto todo el orbe por igual?
Es la ignorancia eterna?es la angustia universal?¡En el abismo!...que intrascendente es el dolor, que inútil la soberbia del poder.
Ante la incógnita yo me rindo de espaldas en la arena frente al mar.
La Cruz del Sur me contempla cortejada por Centauro que la abraza con orgullo amante y entre otras me saludan parpadeando Sirio la grande, y Rigel?desde el curvado espacio celeste.
?¡Que paz!...Que templado ocaso en el silencioso anochecer, al que no turba el aura adormecida y es el único rumor de poesía el susurro de la mar tranquila, teniendo como lejano fondo un horizonte de perros como el de Federico García.
La cresta de las olas saluda a la luz que me deja y va desapareciendo su blancura en la noche hasta el día siguiente esperando el beso del Sol naciente.
Y como queriendo elevarse para alcanzar las estrellas el océano
pone mas cerca de mi el contorno del agua llamado por la Luna con el suspirar de la marea.
Oyendo el susurrar del mar en esa noche hechicera de espaldas a la arena vuela mi pensamiento al universo entero.
En que planetas entibiados por soles de tamaños y calores tan variados que de la imaginación se burlan?impensables criaturas me estarán imaginando como yo las imagino y así como las pienso estaré en sus pensamientos.
?entonces me desperté?
El Sol inmenso y redondo de luz, colgaba del cielo
como un globo fantástico iluminando la bóveda entera.
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