Obsesionado con la cuñada (parte 4/5)

Lucía era muy considerada por su eficacia y su voluntad en el hotel , donde dirigía con autoridad indiscutida al personal de la cocina. Se diría que era un verdadero personaje. Pero una vez, carcomida por la rutina, decidió romper su esquema de trabajo para poder seguir su más anhelado sueño; ser artista visual. Con esto renunció a su vida e incluso a su relación con su novio, quien al enterarse de esto enloqueció... enloqueció de amor.

Después de varios hechos fortuitos conoció a Sebastián, un hombre que prendió de nuevo la pasión de ella.

Pasaron meses posteriores al incidente afuera del gimnasio, y tanto Lucía como Sebastián habían decidido formar una vida juntos. Éste último se tituló de su carrera, consiguió un buen trabajo y se independizó de su hermano. Por otro lado Lucía se había matriculado en una universidad para estudiar diseño.

Él le ofreció lujos, nubes, colores y paz; risas, miradas, nervios y piel, en un tiempo de oscuridad. Ella dejó de desgastar sus energías y dio vuelta la página. Reinventando el concepto del amor, el sexo y el tiempo, para que en un futuro tuvieran una maravillosa historia que contar. Probaron todo lo que se les cruzaba porque ya estaba claro que juntos nunca habría un momento de silencio... pero transcurrido aún más tiempo el aburrimiento se hizo presente, y aquello de lo que Lucía escapaba también; la rutina.

Un día tocan la puerta del departamento donde vivían. Era Laura.

-Qué quieres-le pregunta Sebastián.

- Hola Seba- dijo con un tono extraño- ¿Sabes? No puedo seguir viviendo con tu hermano, entonces pensé que podría quedarme aquí unos días hasta que encuentre donde quedarme.

-¿Por qué?

-Me.. me... engañó-pronunció con el rostro lleno de lágrimas.

-Está bien, puedes quedarte- respondió. Él ya tenía una sospecha de quién podría ser la amante de Mario. Pensaba que podría ser Pamela, que salía de fiesta justo cuando su hermano llegaba tarde a la casa.

Cuando llega Lucía, los dos se fueron a la habitación para conversar. Ésta también aceptó la llegada de su concubina, la cual se iba a quedar durmiendo en el sofá del living, como habían acordado.

-Te acuerdas de cuando hicimos el amor en el sofá-susurró Sebastián al oído de ella.

-Si me acuerdo- dijo, mientras llevaba los dedos a su entrepierna, sonrojándose al tener que recordar ese acto.

De pronto Lucía sintió como los labios de él se movían por todo su cuerpo, hasta llegar a su entrepierna y con una gran maestría la despojó de toda la ropa que llevaba. Dejando al descubierto su pubis se acomodó y comenzó a besarme sus labios vaginales y luego a lamerlos, no pasó mucho tiempo para que sintiera como los labios se abrían y empezaba a lamer la entrada de su vagina, ella sujetaba su cabeza tomaba sus pelos negro crespo, mientras el llegaba a su clítoris, lo lamió y luego empezó a succionarlo, estaba en el antecámara del clímax cuando con sus dedos penetró mi vagina y un orgasmo invadió su cuerpo, lo sacudió, lo estremeció. Él sonreía

Estaba ya embriagada de placer, cuando de pronto ve como saca su pene, lo acerca a su vagina. No pudo negarse, estaba súper excitada y quería tener más orgasmos. La reclinó en la cama e inmediatamente penetró su piocha. Le daba cada vez más rápido, más profundo, ella movía sus caderas y todo era gemidos. Tuvo un mega orgasmo, toda agitada, el aire le faltaba, extasiada, lo escuchó gemir y sintió su venida dentro suyo, eso le prendió y mientras seguía penetrando y viniéndose, tuvo un orgasmo nuevamente.

Seguían sin parar. Sebastián notaba algo raro, entonces descubrió que no había cerrado completamente la puerta, y que tenían una espectadora que los observaba. Su cuñada estaba en el mismo lugar donde él estaba hace unos meses, ardiente por aquel espectáculo.

Esto lo perturbó, pero también le gustaba y lo calentaba más y más. No lo quería admitir, pero pensaba todos los días en Laura.