El sueño del chat II

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Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
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Aquel día que decidí que mi meta sería intentar amarte, fué el primero de los días más felices de mi vida. Todo era maravilloso, de color de rosa, como se dice por ahí. Pero la realidad era aún mejor que lo que mis sueños podían llegar a imaginar.

Mis sentidos se repartían la tarea de enamorarte y hacer que cada encuentro y momento juntos fuera aún mejor que el anterior. Mi cabeza se ocupaba de dar sentido a mis palabras, o ya no se si eran mis palabras las que trataban dar sentido a mi cabeza.....? El caso es que cada parte de mi, se ocupaba de hacerte significar lo que mi corazón sentía por ti.

Cada sonrisa encontrada en tus labios revolucionaba mis neuronas, que se ponían en marcha para sacarte una segunda y una tercera. Que cada mirada, fuera más brillante que la anterior. Quería y necesitaba que nuestras almas se fundieran en una, que todo lo que trataba de comunicarte te llegara a traves de cada gesto y que cada momento a tu lado fuera una experiencia nueva e inolvidable, que te hiciera desear que el tiempo que pasabas a mi lado se hiciera eterno, no acabara nunca y si se tenía que interrumpir, volara raudo para volvernos a encontrar.

El tiempo y mi tenacidad, consiguieron su objetivo. Conseguí enamorar a la dueña de mis sueños. Compartir con ella los momentos más felices y maravillosos de mi vida. Hicimos que nos envidiaran los sueños de toda la humanidad, porque ni todos juntos eran capaces de asemejarse a la intensidad de nuestro amor. 

EL tiempo pasaba y nuestra vida se convirtió en eso, un sueño. Mi necesidad de ti, ahogaba mi voluntad y tu disfrutabas de ella. Pasaba el tiempo y cada día era más complicado sorprenderte con un nuevo gesto de amor.

Las ideas se iban muriendo. Las acciones te parecían repetitivas. Antes me decías que preferias una rosa cada día a una docena cada mes, pero al recibirla cada día, ya lo tomabas como una costumbre y no te parecía tan especial. El despertar para ti cada mañana, dedicarte los buenos días y mi mejor sonrisa, era para ti una rutina. El saberte amada y desada por mi no te bastaba. Creo que mi dedicación a ti nunca palideció, simplemente te acostumbre mal y al final trajo sus consecuencias. 

El chat donde nos conocimos, te sirvió de inspiración para dar de nuevo los mismos pasos que anduviste conmigo, en busca de una nueva victima, que se deshiciera cada día por darte y entregarte los mejores momentos de su vida. Al  fin y al cabo, una vez creiste que el amor era de color de rosa y por suerte el amor tiene muchos más colores. Tu me enseñaste a amar y a dar lo mejor de mi y el chat que nos unió, nos separó para siempre, pero no cambiaría ni un sólo segundo de esos años vividos a tu lado.


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