30 de febrero

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Era sábado. Un sábado soleado del mes de febrero. La licenciada Adriana se encontraba en su casa, pero haciendo la limpieza. Aprovechaba su día de descanso para hacerlo, ya que no acostumbraba contratar personal de limpieza. Además, su casa no era grande. Apenas dos recámaras, un baño, la sala, comedor y cocina. Su esposo, en ese instante se bañaba. Mientras ella barría el resto de las habitaciones, para luego trapearlas. 

Para no hacer tediosa su labor doméstica, Adriana acostumbraba encender el televisor. En cualquier programa. De preferencia en alguno con temas de cocina. Pero ese día en especial, escuchaba una película, que la hacía detenerse por momentos para ver algunas escenas de interés. 

De pronto, sonó el teléfono de casa (No el celular) y después de tres repiques alcanzó a contestar

- ¿Bueno? - Preguntó mecánicamente - ¿Quién es?

- Soy Blanca - Respondieron del otro lado de la línea - ¿Es usted, licenciada Adriana?

- ¿Blanca? ¿Qué...? - Respondió la abogada algo confusa, ya que no acostumbraba recibir llamadas de personas desconocidas en su casa, los fines de semana

- Blanca Morales - Se presentó la inesperada desconocida - Perdone que la llame a su casa. Es que, en su oficina no tuve tiempo de preguntarle sobre los requisitos para solicitar un préstamo...

- Ah Blanca Morales - La interrumpió la licenciada y accedió a darle la información pertinente, sin dejar ni un momento de observar la película de "Padre soltero" - Sólo debe traer sus documentos y en la oficina se le hará todo el trámite...

- ¿Y hasta cuándo puedo entregar los documentos? Quisiera hacerlo este mes, porque nos urge...

- No se preocupe. Puede traerlos hasta el 30 de febrero - Respondió de inmediato, tratando de decir que podría llevarlos hasta fin de mes

Del otro lado de línea, la infortunada mujer se quedó un momento confundida. Pero, si esa información se la proporcionaba la abogada que la atendió en la oficina... Entonces era cierto.

Y anotó esa fecha en la libreta que le prestó su hija de diez años.

 


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