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Estábamos felices de haber salido. Al menos, eso fue lo que supuse, cuando invité a mi novia a la playa. Pero al llegar allá, nos acercamos ya con traje de baño, a la orilla de las cálidas arenas. Y no pude evitar voltear a ver a las jóvenes que corrían en bikini a nuestro paso.
- ¿Te entró algo en el ojo? - Me preguntó con sarcasmo - ¿Algún bikini?
- ¿Qué? - Le dije confundido, tratando de parecer ingenuo ante su pregunta
- Nada - Me contestó con mucha indiferencia
Y nadé. Porque ella lo pidió.
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