Una excitante sorpresa 5/7

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El quería follarte, pero creo que eso lo deseabas tu aún más que él, por que un instante después de que te arrastrara hacia arriba de los cabellos cogiste su polla con una de tus manos y la acomodaste entre tus piernas y colocándote de manera erguida sobre el te sentaste dejando entrar toda su polla en tu coñito de un solo movimiento, pude ver en el gesto de tu cara y en como agarrabas una de tus tetitas para acariciarlas cuanto te gustaba el sentir dentro de ti a esa polla tan dura. Abrías muy grande la boca para intentar tomar cualquier bocanada de aire posible, parecía que el placer te cortaba la respiración, pero no te importaba, porque lentamente comenzabas a mover tu cintura delante y detrás, era un movimiento lento pero constante, cogiste sus muñecas y llevaste sus manos a tus tetitas, estabas entregándole a la vez todo lo que fuera posible, bajaste tu mano a tu clítoris y comenzaste a pajearte, la sensación habrá sido muy fuerte porque tu cabeza se fue para atrás, respiraste hondo un par de veces y volviste a bajarla, al bajarla quedaste mirando a la oscuridad y recordaste mi presencia, pero esta vez querías ser follada solo por sentir como ese hombre prácticamente desconocido, que tenia tanto vigor y una polla tan grande se daba placer con tu cuerpo, querías ser usada por el para que el pudiera satisfacer sus mas carnales necesidades y eso satisfaceria las tuyas, todo eso no era parte de la fantasía que me habías regalado, lo sabias y la sensación de culpa hacia que te sintieras incomoda con mi presencia ante ese atracón de lujuria tan intensa que tenias planeado vivir, asi que sin dejar de moverte encima de el le dijiste -esta vez lo haremos distinto- y sin dejarlo salir de dentro de ti te estiraste hasta la llave de luz y apagándola le dijiste ?esta vez me harás todo lo que quieras pero a oscuras-

Apartir de ese momento ya no pude ver nada, solo podía oírlos y curiosamente seguía siendo tan tan excitante como cuando podía verlos, creo que la oscuridad liberó aún más las ganas que tenían, quizás aun algo estaba reprimido hasta ese momento, pero con la oscuridad comencé a escuchar tus gemidos mas fuertes como si ahora disfrutaras aun mas que antes, de el solo podía oírlo respirar muy fuertemente y de vez en cuando podía oírles algún comentario, lo escuchaba repetir frecuentemente -mas, mas, muévete mas- y te preguntaba -te gusta?- a lo que siempre respondías entre jadeos -si, siii- -me encanta- le decías. En un momento le describiste - es tan grande que cada embestida duele, pero en cada embestida me penetras tan hondo que ese dolor termina transformándose en un placer tan intenso que quiero inmediatamente otra y otra embestida más- -quiero que no te detengas, que me folles, que uses mi cuerpo hasta que te corras y no puedas más- continuaste susurrándole.

Depués de unos instantes murmuraste -Nooo, no te salgas, métemela por favor- a lo que el te dijo -si, pero gírate-. Se percibieron movimientos en la cama y luego de oírte jadear le dijiste -asi?- -siii, asi- contestó él y continuó -ahora muévete- luego de unos instantes agregó - más fuerte, más rápidoooo- -lo que me pidas- le respondiste y comencé a oírlo decir -siii, asi, asiiiiii- tu sólo jadeabas y se empezó a escuchar un chasquido, pude comprender que sonaba como si te diera nalgadas una tras otra, eran fuertes y muy seguidas. Lo escuché decir -esto quiero verlo- y encendió la luz.

Tu estado de excitación hizo que no te percataras del cambio de luminosidad o si lo hiciste pero ya no te importaba, estabas muy abstraída dándole placer a ese hombre, al encender la luz vi que el seguía acostado boca arriba, pero ahora tu estabas arrodillada dándole la espalda y agarrada de sus piernas como a la altura de sus rodillas mientras subías y bajabas hundiendo su polla en lo mas profundo de tu coñito y pude comprender que el ruido no eran nalgadas que te daba sino tus nalgas pegando en su pelvis con cada una de las embestidas que le proporcionabas. El tenia delante suyo tu cintura arqueada y tus nalgas que lo devoraban en cada movimiento, era algo digno de ver y seguro que no se arrepentía de haber encendido esa luz para verte.

Así como antes jugaba manoseando tus tetitas comenzó a hacer lo mismo con tus nalgas inquietas, se notaba que lo excitaban mucho y con razón porque siempre has tenido unas nalgas que dan ganas de comérselas o follarlas y si bien el y yo éramos los únicos que podíamos presumir de haberlas disfrutado seguramente a muchos mas hombres habrán hecho fantasear. Las miraba como fascinado, las apretaba, las acariciaba, las separaba queriendo ver que mas había y a todo esto tu no dejabas de moverte, te hizo ponerte de cuclillas sin dejar que su polla saliera de ti y se incorporo un poco, ya no estaba acostado sino que estaba sentado detrás de ti, te acaricio un poco la espalda y luego paso a tus tetitas, desde detrás de ti jugaba con ellas, no necesitaba verlas para hacerles lo que sabia que era lo que mas placer te daba y se veía en tu cara que lo lograba.

El ritmo de tus movimientos iba disminuyendo, era normal, llevaban mas de una hora y media de sexo muy carnal, parecían dos animales en celo y eso tenía que hacerles sentir el cansancio, pero ni aún así te detenías, el percibió esa bajada de ritmo y decidió hacer algo, te abrazó tomándote por las rodillas y pegando bien fuerte tu espalda a su pecho y sin sacar su polla de dentro de ti se giró quedando sentado al borde de la cama bajo tus pies dejándotelos apoyados en el suelo y así comenzaste a moverte nuevamente, más lentamente y esta vez haciendo círculos con tus caderas, ya no embestias su polla. Te abrazó desde atrás y se incorporó, quedando los dos de pie, te tomó de la cintura y comenzó a actuar él, era su turno de embestirte, te abriste un poquito más de piernas para que entrara en ti cómodamente y apoyaste tus antebrazos en el respaldo de la silla de la que habías agarrado un rato antes la toalla, recién ahora desde que se había corrido sobre ti el tomaba la iniciativa y en la fuerza de sus embestidas se notaba que le había servido descansar. Te follaba desesperadamente, no parecía haberse pasado las ultimas horas follándote y corriéndose sobre ti, parecía mas bien un preso el cual podía tener una mujer después de años de abstinencia. Y en tu cara se reflejaba el dolor y el inmenso placer de todo ese ímpetu de sus empujones mientras no dejaba de jugar con tus nalgas. (...)


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