Tuve una horrible pesadilla

 Se bañaba al levantarse. Daba un beso a su madre después del desayuno. Se lavaba las manos y los dientes. Tomaba a su hermanito de la mano y subían al autobús que los llevaba al colegio. Saludaba al conductor de la unidad y a los demás compañeros que allí viajaban. En el colegio, le daba una manzana a la maestra. Se sentaba en la silla de adelante y prestaba atención a las clases. 

- Dieguito, ¿Pasas a resolver la división? - La maestra de matemáticas de sexto grado, le pedía

- Por supuesto...

Entonces despertó.

- Papá- gritó el diablito - ¡Tuve una horrible pesadilla!