No avisa, no tiene límites, no espera, no duda. Le llega a los justos e injustos, a los crédulos e incrédulos, a los capacitados e incapacitados.
Así que vive, sueña, quiere y trabaja, pero embriágate lo suficiente como para no perderte en todas esas mentiras.
La muerte no es un triste final, la vida es como una cárcel en la que vivimos enjaulados hasta el día de la liberación.
Los muertos no lloran, los muertos no recuerdan, los muertos no nos cuidan, no nos miran y no están pensando en nosotros.
La muerte no es algo negativo, no hay que pensar de manera normal en estos tiempos. La sociedad está loca y yo soy el único cuerdo.
Ellos dicen que piensan bien y les gusta hablar de la vida, pero todos callan con la muerte; a pesar de que lo único que deberíamos tener presente es que todo se acaba.
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