Las Habitaciones del Placer [5]

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  Ahí estaba yo, esposada a los barrotes de aquella cama donde hasta hace unos minutos estaba gimiendo del placer que Tomás me estaba proporcionando. Me quitó las esposas y me ordenó que me sentara en un sillón negro que había a escasos centímetros de la cama. "No te muevas, ahora vuelvo" me dijo y me dejó allí sentada esperando.

   Al cabo de 5 minutos volvió pero no solo, lo hizo con una chica rubia, alta y de senos exuberantes, "Estas son tus consecuencias: te quedarás aquí sentada mirando cómo me follo a esta chica como lo he hecho contigo antes y no podrás tocarte ni correrte, ¿Me has entendido?". Musité un sí pero ambos sabíamos que lo que me pedía iba a ser imposible. Me tocó la entrepierna, gemí y notó como la humedad de ella iba creciendo. "Mmm me encanta que siempre estés mojada nena, me pones muy cachondo" me dijo a escasos centímetros de mis labios. Tomás me había abierto un mundo donde el dolor y el placer iban de la mano y provocaban en mí una gran satisfacción, algo que rato a rato iba necesitando más y más.

   Fue directo hacía la chica y la puso a cuatro patas sobre la cama, mirando en mi dirección para que no perdiera detalle, le abrió los cachetes del culo y comenzó a lamerle el sexo con lujuria de abajo hacia arriba introduciendo la lengua dentro de ella ayudándose de sus caderas, la cara de la chica me trasmitía placer, mucho placer. Tomás se acercó a mí en un momento y me dio un beso que exploro toda mi boca con su lengua para que probara la humedad de la chica rubia, me supo tan bien que me moría por probar su humedad yo también.

   Volvió con ella y le dio un par de azotes, le penetró analmente de repente y muy fuerte hasta el fondo, los dos gimieron y yo con ellos, le introdujo tres dedos en su interior antes de volver a darle otra embestida, ésta gimió más aún, siguió embistiéndola una y otra vez, yo me movía cada vez más en aquél sillón intentaba proporcionarme con el roce lo que mis manos no podían en ese instante pero como siguiera al final iba a morir de placer. Tomás continuaba azotándola y penetrándola cada vez más rápido, notaba por sus caras que les quedaba poco, la puso bocarriba y le continuo penetrando en esta postura hasta que ella se corrió totalmente y él lo hizo encima de su sexo, me pidió que se lo limpiara y yo fui sin rechistar, estaba muy excitada y me apetecía mucho llenarme la boca de la humedad que ambos habían dejado.

   Me acerqué a aquella chica y le comencé a lamer su sexo mezclado de ambos placeres, era toda una explosión, me impulse de sus nalgas para introducir mi lengua completamente dentro de ella y la moví serpentinamente, salía para succionarle cada rincón mojado y la volvía a meter, miraba a Tomás y veía como él nos observaba mientras se masturbaba cada vez más rápido, vino hacía mí y me pidió que continuara yo dándole placer con la boca, me negué y continúe dándole placer a ella hasta que terminara, enjaulé su sexo dentro de mi boca y lo lamí de arriba abajo, dándole calor con mi aliento, le pellizque un poco con los dientes y eso hizo que ella estallara entre gritos. Yo por mi parte, aunque no exteriorizara mis gemidos, los tuve en silencio pero aun así necesitaba que alguien me tocara para desahogarme como ellos.

  Ella después de esto se fue, dejándome a mi sola con él de nuevo.

   A Tomás no le gustó nada que me negara a darle placer así que me puso a cuatro patas y me azotó, acercó su pene hasta mis orificios mojados y los rondó sin entrar, yo estaba a punto de exteriorizar mi placer acumulado pero eso él lo sabía y se retiró, me dijo que él no me iba a terminar y que debía hacerlo yo sola, me alcanzó un vibrador y me ordenó que me masturbara para él. Me recosté en la cama y me toque los senos, mientras le miraba me lamí los pezones que estaban duros y erectos, me los mordisquee y gemí, bajé hasta mi bajo vientre y me exploré el sexo que para no variar estaba muy mojado, me lo abrí con una mano y la otra la llevé a mi boca para chuparme los dedos ya mojados, los volví a situar como segundos antes, que Tomás me estuviera mirando hacía que mi deseo aumentara, cogí el vibrador y me lo fui metiendo poco a poco y sin apartar la vista de Tomás y su apetecible miembro, me mordía y lamia el labio mientras admiraba su miembro y le daba a entender que lo quería dentro, me empujé el vibrador todo lo que pude y gemí para Tomás.

   Sin poder aguantarlo más, vino flechado hacía mí, aparto el vibrador y me penetro muy profundo, varias veces y sin parar, entre embestida y embestida me corrí, no fui consciente de cuantas fueron, cuando volví en si, él seguía penetrándome pero más pausado, entonces me aparté, me incorpore y llené mi boca de su fantástico pene que se mezclaban con mis fluidos, lo saque y lo engullí varias veces, hasta que finalmente lo saque y lo masturbe manualmente abrí mi boca y dejé que su placer la invadiera, tragué su orgasmo, saque la lengua y lamí los restos que en él quedaban. Le sonreí y le guiñé un ojo, me devolvió la sonrisa y me acarició la mejilla.

   -¿Quieres probar algo aún más placentero? - me preguntó Tomás.

   Asentí con la sonrisa aún en mis labios...


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