La Ruleta del Amor

Siembras un camino, esperando que todo cuanto has cultivado dé su fruto, paseando por el sendero llamado destino. Tras haber realizado un largo camino, hay veces que te sientes cansado y te paras a mirar todo lo que te rodea, y no te gusta, es más, te asusta y decides seguir caminando. De repente, se abren nuevos senderos, te sientes inseguro, ¿cuál escoger?. Un amplio abanico de oportunidades gira en una noria en la que vas montado y la suerte escoge.

Escoge a aquel amor que tanto había esperado y que estaba camuflado, como en un baile de máscaras veneciano, pero decidido a ser tocado por tu divino ser tan soñado. 

Escogido ya está, pero la ruleta de la suerte está ahí y es un riesgo que vale la pena afrontar, pues es la ficha por la que apuesto y si perdiera sería mi ruina tal que nunca más jugaría.

No es la suerte ni el destino quienes forjan los pasos de nuestro camino sino la fe ciega en el amor, que tanto anhelan los corazones de dos romanticones.

Y este caso, excepción ante la regla del destino es, pues esta fuerza es más potente que la misma suerte y tal como los filósofos dicen, no existe por sí sola, sino que nosotros mismos la creamos o la invocamos.

Invocamos al Dios del amor, que es todo un primor porque nos hace sentir mejor en un mundo un poco falto de valor.