- Odio esta mierda de distancia. - Le dije mientras imaginaba a esta nueva ciudad dejando mi cara hundida en mi propia mierda.
A veces creo que debí quedarme en mi distrito, con los míos y la mujer de mi vida. Pero estoy en esta ciudad de antónimos en donde sus antiguas construcciones albergan jóvenes habitantes. Lamentablemente, esta situación se clavó por atrás a mis sentimientos y me llenó de inseguridades, celos e insatisfacciones que me llevaron a ponerle un final no feliz a mi relación.
Ese punto en el que los nervios hacen que las palabras tomen distintos significados, se pierde la habilidad de pensar y se potencian pequeñas inseguridades, juntándose todos los malos momentos en uno solo. Ese punto en el que se nos olvida lo que sentimos verdaderamente por la otra persona y solo decimos que NO.
Al segundo de haber terminado esa conversación que nunca debió darse. En el que las putas neuronas vuelven a funcionar y nos damos cuenta de lo estúpidos que podemos ser cuando nos dejamos llevar por nuestros bajos instintos. Ese punto en el que se nos vienen a la cabeza las palabras que le dijimos a esa persona especial: ?Esto se ha terminado?.
Estoy soltero - dije nervioso cuando salí del cuarto.
Aún se notaban los nervios en mi cara, pero al parecer tenía muy buenas razones para haber tomado esa decisión. En ese momento solo se me ocurrió emborracharme hasta vomitar.
Hice lo posible por mantener la cordura durante toda la noche, intentando no quebrarme en frente de las personas que me acompañaban, pero tuve un par de momentos frente al espejo del baño en los que lo único que pude ver fue mi cara de perdedor.
Me molestó la cantidad de gente que había en ese lugar: algunos idiotas agresivos y algunas jóvenes vaginas rondando y bailando al ritmo del rock de los noventas. Era la primera vez en mucho tiempo que no me veía tentado a llevarme a la cama a alguna de ellas.
Salí del local y fui a comprar unas cervezas a uno de los vendedores de la calle, los cuales las vendían más baratas. Luego de unas cuantas, se me ocurrió escribirle a una de las chicas que se encontraba con nosotros en la discoteca.
- ¿Dónde están?
- Estamos en mi casa con todos. Apúrate.
- No los vi saliendo. Estoy en camino, llego en diez minutos. - Necesitaba estar rodeado de gente para poder dejar de hundirme en mi desgracia.
Cuando llegué ya me encontraba ebrio al punto del vómito y con un mal aliento a consecuencia de la mierda que había hablado toda la noche. Solo necesitaba una cama y la conseguí.
No pasó mucho rato hasta que un increíble espécimen de mujer vino a poner su perfecto cuerpo a mi lado para hacerme compañía en lo que podría llamarse una noche muy difícil. Gracias a Dios no iba a amanecer solo a la mañana siguiente.
Cuando desperté fui lo más cuidadoso posible en no hacer ruido, me alisté y me despedí con un beso en la frente. Me encontré en un estado de resaca y depresión: Fue la bienvenida al peor día de mi vida. Llegué a mi casa y recordé los planes que tenía con la chica de mi vida e incluso revisé un correo sobre unos pasajes que tenía para encontrarnos.
- La puta madre. ¿Qué mierda he hecho?
Fue ese momento en el que comenzó a temblar mi labio inferior y los ojos se me pusieron vidriosos nublándose mi visión, en el que tuve que comerme cucharada tras cucharada la propia mierda que había dejado servida el día anterior. Revivieron esas putas neuronas para recordarme el golpe en las pelotas que yo mismo me había preparado.
Había destruido lo mejor que había tenido en la vida para hundirme en la tierra enfermiza de las borracheras y las vaginas insensibles. No hablo del hecho del abuso de alcohol o el uso de condones que nos deja insensibles y aveces incapaces de llegar al orgasmo, hablo de la falta de sentimientos que puede haber en el sexo de una sola noche. Me dio asco el tener que regresar a ser este frívolo hijo de puta que se clava a cuanta vagina con olor a perfume barato tenga en frente.
¿Es que acaso es tiempo de que me conozca a mí mismo? ¿Qué pasa si no quiero conocerme sin tenerla al lado? ¿Por qué hundirme en la decadencia del mundo que no nos lleva más que a la destrucción de la automedicación? ¿Debería dejar de pelear por lo que creo y dejarme llevar en este río de alcohol con vaginas flotantes llamada soledad?
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