Hace 200 años, la tierra era prácticamente dominada por los vampiros, unas criaturas temibles no solamente por su fuerza sobrenatural y sus poderes, sino por su capacidad de atracción. Engañaban y manipulaban a los humanos con su perfecto físico para después beber su sangre viva y así incrementar de nuevo sus capacidades.
Mas por circunstancias del destino, el líder del clan más poderoso de los vampiros, Lin Vyaron, se enamoró perdidamente de una mortal que por supuesto sucumbió a los encantos del ser de porcelana.
Por desgracia, la ley mas severa que se imponía a las criaturas de cristal, dictaminaba que los vampiros no podían mantener ninguna relación con los seres humanos.
Así pues, bajo esta ley, Lin Vyaron fue juzgado y sentenciado a muerte.
La noche de la sentencia, cuando Lin ardía en llamas, la joven mortal se lanzó en sus brazos y haciendo caso omiso a los gritos y llantos de Lin, permaneció abrazada a él hasta que las llamas convirtieron los dos cuerpos en cenizas.
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