Por una causa justa

Sabía que debía hacerlo si no quería morir, pero no quería, pues ese acto le haría tirar por la borda todo aquello que había logrado, tan solo conseguiría destruir por completo una causa justa y todo por conservar su vida.

Tenía mucha hambre, el estómago le rugía con fuerza y si osaba levantarse para dar un paseo en seguida se desvanecía por su suprema debilidad, normal, pues llevaba 20 días sin comer, más de medio mes en huelga de hambre. Era cierto que gracias a su heroica determinación ahora tenía bastantes admiradores, pero se estaba jugando su vida para que no despidiesen a todo su plantilla. Le ardía el pecho solo de pensar en lo desconsiderados que eran sus jefes despidiendo a aquellos desgraciados y solo para poder seguir ganando sus opulentos sueldos independientemente de que haya o no haya crisis.

No pudo pensar más, aun en el suelo se desvaneció. Su huelga de hambre había terminado, aunque él no se resignase a ello, pues fue trasladado al hospital, en donde se recuperaba lentamente, pero realmente no había perdido, pues había inspirado a sus compañeros, quienes le imitaron en su incansable lucha y finalmente consiguieron lo que andaban buscando, nadie fue despedido.