Atl: Agua, el sabor sagrado

Agua, el sabor sagrado

Cada mañana al despertar abría mi soleada ventana blanca y contemplaba el pasto verde, regado solícitamente por el jardinero, la brisa llega hasta a mí y la fresca humedad tocaba mi rostro con el inconfundible olor del agua. En aquellos días aun sabiendo que era indebido regábamos nuestros jardines con agua potable. Ahora mi vida depende desesperadamente de encontrar agua en cualquier condición. 120 gotas, las que busco cada día desesperadamente para sobrevivir, yo quien derramaba diariamente agua sagrada sobre el prado.