Un día anodino

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               Era un domingo como cualquier otro, un día con lluvia y frío, con nubes y cristales empañados, con rachas de viento que hacían desear estar en un lugar acogedor y caliente, un lugar en el que sentirse a salvo de cualquier cosa, ya sean las inclemencias del tiempo, o un demonio molesto y odioso que te hace la vida imposible. Lamentablemente, cuando vives con ese demonio y resulta que está envuelto en un encantador paquete con forma de tu madre, no hay un lugar seguro al que huir. No puedes pensar Dios, cuanto me apetece irme a casa, porque no hay paz de ningún tipo en esa casa.

               Y cuando resulta que tienes 30 años, no has conseguido acabar la carrera, no tienes trabajo (y no parece que vaya a aparecer de la nada una oportunidad); cuándo tus amigos ya tienen todos trabajo, pareja estable, (incluso algunos ya tienen hijos!), casa propia, coche (algunos hasta dos coches); cuando te das cuenta de que en realidad nunca te gustó salir a emborracharte con ellos y que lo único que teníais en común eran unos padres con tendencia a dar sustos a sus pobres hijos (saltándose el orden natural de las cosas: lo normal es que los padres se pasen la noche en vela esperando a que sus hijos lleguen borrachos después de la fiesta, no al revés), y un gusto parecido en videojuegos, es cuando te percatas de que como ya no viven con sus padres (llamados de aquí en adelante Demonios Personales), y tienen su propia vida, ya no compartís una parte importante de lo que os unía, pero es que además, a los 30 ya no está bien visto que uno pasé algo de tiempo jugando a videojuegos, que son para "niños", o que le guste ver anime en versión original con subtítulos, porque obviamente son para niños (qué son dibujos animados, joder!).

               Así que, resumiendo, estas en un punto en tu vida en el no tienes nada en común con  tus amigos, nada de lo que hablar con ellos (de hecho, te das cuenta de que hace casi 3 meses que ni habláis ni compartís un whatsapp, ni nada...y te da igual), no tienes trabajo (por lo tanto no tienes efectivo), vives con tus Demonios Personales, no tienes futuro, y te estás congelado de frío mientras esperas la cola para comprar el pan.

               Así que como cualquier otro día de la semana, haces la compra, llegas a casa y te dispones a hacer la comida para tus Demonios Personales. Mientras estas en ello, tu Demonio Padre llega de su paseo matutino habitual, y se pone ver la tv mientras lee el periódico. Hay que matizar que hace tiempo que el Señor Borracho ya no desaparece toda la noche para aparecer al día siguiente tirado en las escaleras, aún borracho. Ni hay que ir a buscarlo, porque te ha llamado a las 5 de la mañana diciendo que no sabe dónde está. Sí, de la última han pasado ya años. Ahora es un jubilado que se cuida mucho.

               Y entonces es cuando se levanta el otro. El Demonio Madre (Víbora Venenosa). A diferencia del Demonio Padre, que con los años se ha ido calmando, el Demonio Madre es un caso totalmente distinto.

               Recordando aquella vez que salió a la puerta de casa con un cuchillo de cocina tan grande como tu antebrazo para amenazar a una vecina (aunque el motivo se ha perdido en tu memoria, si recuerdas los gritos), te preguntas de que humor se habrá levantado hoy. Últimamente es todo sobre cómo le reza a Dios todos los días para que los miembros de su no tan querida familia mueran. O de cómo no tiene nada para comer, y la queremos matar de hambre, cuando le estas cocinando lo que ella expresamente pidió.

               Hoy se ha levantado con ganas de cocinar, y tu alzas las cejas totalmente sorprendido. Habrá acabado ya la temporada de Infierno en la Tierra. Pero eres un iluso, y en seguida te das cuenta. No hace falta ser un genio cuando empieza a decirte, como cada día, cuáles son tus fallas como ser humano (y que curiosamente nunca incluyen el hecho de que no tengas trabajo. Raro.). La primera y más importante, es que eres un inútil que no sabe hacer nada (cuya traducción al lenguaje humano sería que no haces las cosas exactamente como ella las hace). Esa está siempre en primer lugar, aunque las otras vayan cambiando de posición en la lista, esa es inmutable. La otras fallas, de las que no haré un listado completo, pues muchas son variaciones de la primera, son, por ejemplo, el hecho de que seas un gordo (cabe destacar las medidas: 1,70 y 80kg. Algo de barriga? Por supuesto), que si ella no hace las cosas no las hace nadie (el recuerdo de la última vez que la viste limpiando algo es muy huidizo), que lo único que los miembros de la familia están esperando es que muera (hay veces que sí, sobre todo cuando despliega todo su Poder Demoníaco sobre la persona en cuestión, aunque luego sientas la comezón de los remordimientos), que el Demonio Padre, Sr. Borracho, tiene un lío con varias mujeres (este siempre te hace gracia: teniéndola a ella, quien estaría tan loco como para buscarse a otra), que todos son unos cabrones y unas putas...La lista sigue, pero como ya he dicho, ahora empieza a degenerar en variaciones de las ya mencionadas.

               Así que en cuanto empieza a mostrar su lengua demoníaca, ves como el Sr. Borracho desaparece por la puerta, y te resignas a escuchar una vez más los defectos que tú, como representante de los miembros de tu familia, posees. Y cuando la comida está hecha, la Víbora Venenosa, se alimentado y ha envenado tus oídos, te dice lo mal cocinada que estaban los alimentos que han desaparecido de su plato, y vuelve a su cubículo, su nido, y respiras aliviado, porque sabes que tienes al menos cinco horas de paz, hasta que vuelva a salir para su próxima comida, su próximo ataque.


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